Las plazas de los indignados empiezan a ganar espacio. Y adeptos. Pendientes de que esta noche las asambleas decidan si las acampadas se prolongan o bien si va llegando el momento de ponerles fin, los concentrados empezaron a sentar ayer las bases de la que entienden debe ser su estrategia de futuro: extenderse, ampliar los lugares de actuación hacia barrios, pueblos, lugares de trabajo... En definitiva: crecer como una mancha de aceite.

Tanto si se opta por seguir con los campamentos en pie como si no, lo que debe prevalecer ahora es que el discurso de los indignados se mantenga vivo. Por eso, los acampados de la plaza de Cataluña de Barcelona acordaron ayer organizar una gran manifestación para el próximo 15 de junio, que acabará ante el Parlamento de Cataluña. En Madrid, el sábado, 28 de mayo están previstas asambleas en 20 barrios de la ciudad y en otras 10 localidades de la comunidad para seguir propagando el fenómeno del 15-M. El objetivo es crear una "red de barrios" para que el movimiento de protesta se extienda y se descentralice.

Fuera de las plazas

De hecho, ya ayer, tanto en Madrid como en Barcelona se organizaron sesiones de trabajo fuera de las carpas oficiales de la Puerta del Sol y la plaza de Cataluña. El mapa de las ágoras ocupadas se va cubriendo, poco a poco, de color. "En Cataluña, el movimiento está ya presente en prácticamente todas las comarcas", explicaba ayer un joven, encargado de mantener el enlace con el resto de ciudades y colocar la correspondiente chincheta sobre cada demarcación.

"Vamos a demostrar que este no es un fenómeno preelectoral, como dicen algunos, sino que va a tener continuidad", aseguraba Josep Lluís, médico acampado en la capital catalana "desde el primer día".

Pero antes de echar a volar, advierten los propios acampados, hay que comenzar a definir "un mensaje unitario básico". Son conscientes de que, sin un discurso estructurado, sin unas prioridades (que no un programa), será muy difícil que el movimiento cale más allá de los descontentos. No es solo una reclamación interna, también es el principal reproche que les llega del exterior.

Por eso ayer, después de unos primeros días de instalación y organización de la intendencia, las comisiones y grupos de trabajo se comenzaron a concretar. Los jurídicos trabajan ya en los términos en que habrá que abordar la reforma de la actual ley electoral que, según acordó la asamblea del viernes por la noche, debe incorporar listas electorales abiertas. Los de educación se preparan para una manifestación, el jueves próximo, en Barcelona en contra de los recortes anunciados por la Generalitat catalana, mientras los de la comisión de comunicación tratan de dar eco al movimiento con boletines informativos que recojan las conclusiones de todas las reuniones.

"No importa si finalmente se decide desalojar las plazas, esto es ya imparable, no tiene vuelta atrás", afirmó, rotundo y convencido, el galeno Josep Lluís. Prueba de ello, agregó, es que "el movimiento se está ya internacionalizando", destacó.

También en el resto de España la cosa parece que va a más. El viernes por la noche unas 60.000 personas participaron en las asambleas celebradas en toda España, confirmó el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Solo en Barcelona se congregaron ayer, a media tarde, mientras se celebraba la denominada asamblea de reflexión colectiva, unas 5.000 personas.

Puerta del Sol, a rebosar

Sobre todo, después de la jornada de ayer, en la que el buen tiempo y el hecho de ser festivo contribuyeron a que muchos ciudadanos de toda España --en familia, con amigos...-- se acercaran a las plazas, aunque fuera por curiosear. Por ejemplo, en Madrid la participación fue tan amplia que espacios cercanos a la Puerta del Sol, como la plaza de Jacinto Benavente y la de Pontejos, acabaron acogiendo reuniones de trabajo. La Policía Nacional impidió que se instalaran allí tiendas de campaña, como pretendían algunos.