Las 14 conserveras que hay en Extremadura se dedican a procesar la materia prima y a elaborar en su mayoría tomate concentrado, aunque también en dados y en polvo. En general se trata de productos que se venden a otras empresas y sirven como base para la elaboración de tomate frito y salsas variadas. No tiene nada que ver con el tomate de la ensalada.

De las 14 empresas que hay en la región, cinco están en manos de agricultores, de las que cuatro son de muy reciente creación: Tomates del Guadiana y Tomalia (Santa Amalia), Pronat (Don Benito) y Tomix (Miajadas). Durante décadas en Extremadura los agricultores se han limitado a producir y luego vender su producto a las conserveras históricas (Transa, Alsat, Conesa, Nestlé...), que están en manos de multinacionales o familias.

Desde hace algo menos de un lustro esto cambió y los agricultores se lanzaron a la transformación. No se ha producido un desplazamiento de la materia prima hacia las nuevas industrias sino que ha crecido notablemente la producción. "La puesta en marcha de fábricas nunca se lo podremos reprochar a los agricultores. Hace cuatro o cinco años era el único sector que no había evolucionado hacia la primera transformación", explica Cabezas. "Parece lógico que el sector quiera quedarse con el valor añadido".

Juan Puerto ve una situación complicada en el 2007 y cree que "alguna industria puede caer" al reducirse notablemente la cosecha. El presidente de Unexca piensa que se podría reducir hasta en un 60%. Cabezas no aconseja a los agricultores dar un paso atrás por si Bruselas opta por una reforma del sector en el 2008 que tenga en cuenta las producciones de 2006 y 2007.

El gerente de una de las empresas históricas del sector asegura que el problema del reducido cupo para España "se sabía cuando se hicieron las nuevas fábricas". Aun así, afirma: "La situación no es tan dramática como para que cierre ninguna industria". Pero hay agricultores que ahora piensan qué sucederá si la cosecha se reduce tanto que las nuevas industrias no consiguen procesar materia prima suficiente para que su puesta en marcha sea rentable.

"El sector ha crecido y no se puede intervenir poniéndole al agricultor una cerradura y diciéndole lo que tiene que hacer", afirma Antonio Cabezas, que añade que la Junta de Extremadura está presionando para que se adelante la reforma del sector y haya un trato especial para el tomate de industria. Lo peor de todo es que esta situación coge a muchos agricultores metidos "hasta las cejas" en inversiones.