La lluvia perdonó ayer a la Cofradía del Silencio, pese al chubasco que cayó por la tarde, que en el año de su 75 aniversario desfiló con un estreno de excepción, la salida a hombros de La Dolorosa de la Esperanza, tras 48 años sobre ruedas.

Medio centenar de costaleros cargaron el paso, lo que dio más belleza a la procesión porque todas sus imágenes salieron a hombros. La cofradía del Silencio volvió a demostrar que es una de las más multitudinarias, por sus 800 cofrades y por los numerosos placentinos y turistas que se congregaron en las calles del centro y que guardaron en todo momento un respetuoso silencio sólo roto por las bandas de música. En esta ocasión fueron tres, la de cornetas y tambores de la OJE, la centuria romana Javier Tobar Cid y la de Jesús Nazareno de Herreruela.

El paso del Ecce Homo abrió la procesión, la única que sale de la catedral por venerarse aquí durante todo el año el paso titular de la cofradía, Nuestro Padre Jesús Nazareno, que precedió a la esperada Dolorosa de La Esperanza.