El ser humano vive inmerso en una batalla continua con la naturaleza. Lucha por conocerla, dominarla y evitar sus peligros, por aprovechar sus recursos, y, finalmente, por gozar de ella y aún por conservarla. Pero hay una segunda acepción de este hermosa palabra. La naturaleza es también lo que determina a los seres y las cosas, su esencia. La naturaleza del ser humano viene delimitada por el conocimiento pero también por su ansia destructora a la que solo la inteligencia puede poner coto.

El año 2015 terminó con 57 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, y 2016 empieza con otra masacre machista, esta vez en Torrevieja. Toda agenda política inteligente debería abordar en el 2016 esta sangría fruto de naturalezas salvajes.

Los incendios que asolaron la cornisa Cantábrica el pasado mes de diciembre no tienen origen divino ni natural. Son de origen humano. Nacen de la insidia de unos cuatreros que pretenden incrementar los terrenos de pasto para su ganadería y obtener mayores ayudas de la PAC. Hay soluciones que pasan por las reformas políticas.

La explicación del cambio climático, que se se cierne ya sobre nosotros en forma de enormes y cada vez más frecuentes inundaciones o sequías, no hay que buscarla en la ira de los dioses. El Niño , ese fenómeno relacionado con el calentamiento del Pacífico oriental ecuatorial, ha sido mecido en su cuna por la mano de la industria feroz. El presidente de la Red Española de Ciudades por el Clima y alcalde de Sevilla, Juan Espadas, aseguró esta semana que "la única manera de cumplir" con los compromisos contra el cambio climático fijados en la Cumbre de París (COP21) es con "una revolución desde lo local" en el transporte y la vivienda. Ya no hay plan B. La respuesta está en cada ayuntamiento.

No fue la venganza de Poseidón quien provocó más de 500 seísmos frente a las costas de Castellón, sino el almacén de gas submarino Castor, como no fue la divina providencia quien dictó la indemnización de 1.350 millones a ACS. Fue el Gobierno de España, presidido por Mariano Rajoy. Dineros que saldrán de los raquíticos monederos de los ciudadanos a partir de este año. Podría haberse evitado.

Por su nuevo mensaje en temas no doctrinales, podemos considerar a Francisco un Papa progresista. "No podemos seguir insistiendo en el aborto, el matrimonio homosexual o los anticonceptivos" ha dicho. Comparado con Juan Pablo II, aliado de políticos ultras como Ronald Reagan, Margaret Thatcher, o con su predecesor Benedicto XVI, Bergoglio es Ghandi. El gran valor de este Papa es haber arrastrado a la iglesia católica hasta el siglo XX desde las tinieblas del siglo XVII en que la habían anclado sus predecesores. Pero no más lejos. "El cambio climático tiene raíces humanas", ha sentenciado Bergoglio. Aunque desde finales del XIX hay atisbos de que la acción del hombre podía acelerar el calentamiento global, es en 1972 cuando se publica Los límites al crecimiento, un informe del Club de Roma elaborado poco antes de la crisis del petróleo. Este texto ya habla de la necesidad de limitar las emisiones de CO2 a la atmósfera.

Francisco ha solicitado la abolición mundial de la pena de muerte, mientras que la ONU recomendó en 1977 "restringir progresivamente el número de delitos que puedan ser castigados con pena de muerte, siendo deseable la abolición futura de ese castigo". La inteligencia termina triunfando sobre el dogmatismo, pero hay que darle un empujoncito de vez en cuando.

"Con los niños no se juega", remachó un día el Papa, mientras la Convención sobre los derechos del niño, aprobada por la ONU en 1989, dice que "los Estados Partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual". El estado Vaticano, aunque no es miembro de la ONU, no ha dado aun ningún paso al respecto. Bienvenido al siglo XX, santidad.

Hay salida. La poción mágica llamada inteligencia es capaz de domeñar las fuerzas titánicas del azar. El año que la teoría de la relatividad general de Albert Enstein cumplía 100 años, la humanidad mandaba al espacio la sonda LISA Pathfinder que permitirá conocer mejor las ondas gravitacionales. Más oportunidades dictadas por el cerebro. Será el nuevo parlamento español el que, con toda probabilidad, frene el desarrollo de la LOMCE, ley dictada por los representantes del altísimo en la Tierra a José Ignacio Wert, pues sin mayoría absoluta esta reforma no la pone en marcha ni Dios.