Villafranca de los Barros vivió ayer dos enlaces y una separación en apenas diez metros de distancia, justo el espacio que separa la plaza del Corazón de María de la entrada a la parroquia de Nuestra Señora del Valle. En el templo, a la misma hora que comenzaba la concentración pro refinería, una pareja --hombre mujer-- se decía el "sí quiero", en medio del ruido ensordecedor de la verbena de al lado, con la canción de moda: Gasolina , que no paraba de sonar, y que venía a suponer, de otro modo, otro sí quiero por parte de los invitados especiales al enlace, que no eran sino miles de vecinos que apoyaban la construcción de este proyecto.

Sin embargo, a la vez que unos daban este apoyo, se estaba fraguando un divorcio que ya era separación desde hace meses, en el momento en el que se conocía el interés de un grupo empresarial por hacer esta industria. Ayer, se puso de manifiesto que este divorcio es ciudadano, el de los que están a favor y quienes no quieren que la refinería se instale en esta zona.

Ni la iglesia puede hacer nada para que ese otro matrimonio se rompa. Por cierto, ayer, mientras los manifestantes guardaban un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas del atentado terrorista en Londres, se oyó: "Vivan los novios". En ese instante salía la feliz pareja tras casarse.

La otra pareja, la de los vecinos de uno y otro lado, no parece ser tan feliz.