Los grupos ecologistas están convencidos de que los esfuerzos que actualmente llevan a cabo las administraciones públicas y organismos competentes para preservar la calidad del agua son insuficientes. En su opinión, se trata de un bien tan escaso como indispensable y los medios disponibles para preservar su calidad son demasiados escasos.

Esta es la postura de Julio Burea, responsable de Aguas de Greenpeace y autor de un informe elaborado en el 2005 sobre la calidad de este elemento en las cuencas hidrográficas españolas. De hecho, ese estudio recogía una veintena de puntos negros en los cauces del Tajo y el Guadiana a su paso por Extremadura. Una situación que, según Burea, "desgraciadamente no ha cambiado demasiado desde entonces".

Así lo confirma Pablo Ramos, coordinador de Ecologistas en Acción en la región, que denuncia la "absoluta falta de vigilancia sobre los vertidos a los ríos extremeños". En su opinión, "los ecologistas nos sentimos impotentes para denunciar este problema ante la cantidad de infracciones que se producen".

También en Adenex, preocupa especialmente el elevado nivel de contaminación que, indican, "presentan las aguas extremeñas". "Por eso, cada día trabajamos para acabar con esta sitaución", sentencia Pilar Fuentes del departamento de Impacto Ambiental de esta asociación.