Las estadísticas de la Unión Europea reflejan que el 2% de la población tiene altas capacidades intelectuales. Si esto se aplica a los centros de enseñanza obligatoria, durante este curso 2005-2006 en las aulas extremeñas podría haber más de 3.700 niños talentosos o superdotados. En cambio, los colegios, institutos y equipos de atención psicopedagógica de la Consejería de Educación sólo han detectado a 60 niños que presentan estas características, con los que trabajan actualmente. Al contrario de lo que pudiera parecer, la cifra no es baja.

Si los datos se comparan con los de otras comunidades autónomas, se puede apreciar el importante trabajo que están desarrollando los equipos psicopedagógicos en la región, al igual que el interés que muestran los profesores extremeños cuando descubren en su clase un niño con altas capacidades. Como ejemplo, y atendiendo a los porcentajes que marca la UE, la cifra de superdotados que se detectan en Extremadura es tres veces mayor que la de Catalunya --en esta comunidad hay 845.000 alumnos y se estima que existen 16.900 superdotados, pero sólo se han detectado 86--.

Pero, ¿por qué las cifras de los alumnos con altas capacidades que se detectan es tan reducida en comparación con las estimaciones de los expertos? Psicólogos de varios centros educativos de la región consultados por este diario indican que, en muchas ocasiones, las familias y los colegios prefieren no etiquetar a un niño, aunque se tenga constancia de la inteligencia del menor, al que animan sólo a realizar actividades extraescolares. También muchos padres prefieren que su hijo no sea tratado por miedo a que el niño tenga un posible desequilibrio emocional.

LOS ESPECIALISTAS Los equipos de asesoramiento psicopedagógico que existen en los centros educativos son los encargados de realizar las pruebas al niño, siempre con el consentimiento de los padres, a fin de conocer su grado de capacidad intelectual. Hay dos formas de que estos especialistas se pongan en marcha: que lo solicite el profesor, que es quien mantiene un mayor contacto con el alumno, o que lo pidan los padres.

Tras ello se realizan varias pruebas al niño y se mantienen entrevistas con los padres. Cuando se detecta un posible superdotado comienza un periodo de observación para determinar las acciones a emprender, según Rosario Palomo, jefa del Servicio de Programas Educativos y Atención a la Diversidad de la Junta y miembro durante tiempo de uno de estos equipos de atención psicopedagógica.

Una vez confirmada la alta capacidad intelectual del escolar, los especialistas deben elegir entre tres opciones. Una es la aceleración de niveles, que permite ascender hasta tres cursos a un alumno, sean o no consecutivos, en educación Infantil, Primaria y ESO. Las otras vías buscan la adaptación curricular, mediante la cual el niño sigue en la misma clase, pero los contenidos de las asignaturas en las que destaca se completan con más actividades, además de contar con un experto que realizará un seguimiento del alumno.

Normalmente, indican los especialistas, se opta por ampliar los contenidos que se dan al alumno superdotado, ya que suele ser una decisión menos arriesgada emocionalmente para el niño que el cambio a un curso superior. No obstante, en Extremadura hay muchos alumnos que han pasado a cursos superiores como mejor respuesta a su alta capacidad intelectual.