Un alto cargo del Ejecutivo aseguraba, horas después de conocer la crisis de Gobierno, que la lógica "siempre se acaba imponiendo". Tal vez no siempre, pero José Luis Rodríguez Zapatero ha decidido que la gestión de las universidades sea, de nuevo, una competencia que dependa del Ministerio de Educación, que estará en manos de Angel Gabilondo, en perjuicio del Ministerio de Ciencia e Innovación que dirige Cristina Garmendia.

El presidente del Gobierno aseguró, tras su victoria en las elecciones de marzo del 2008, que se trataba de una apuesta por un cambio en el modelo productivo, y que las universidades debían asociarse a un ministerio tecnológico. Pero la vuelta a Educación concitó ayer mismo el acuerdo de las federaciones sindicales de enseñanza, preocupadas por la reforma universitaria que supone el plan Bolonia. Zapatero también ha rectificado otras decisiones. Aconsejado por el ministro de Industria, Miguel Sebastián, que se inspiraba en el Reino Unido, el presidente asoció inicialmente a Educación la política social. Ahora pasa a Sanidad, con Trinidad Jiménez.

Desaparece la cartera de Administraciones Públicas. Sus competencias, salvo las de función pública, las asume Manuel Chaves, que velará por la cooperación territorial. Los asuntos de los funcionarios pasan a manos de Presidencia, que dirige María Teresa Fernández de la Vega.

Zapatero se ha reservado, entre sus atribuciones, la secretaría de Estado para el Deporte, a pesar de que había sugerido, hace algunos meses, la creación de un ministerio para el deporte.