La cuenta atrás para el ataque a Irak se vivió ayer en Estados Unidos con gran ansiedad y en "alto" estado de alerta antiterrorista, mientras en la Casa Blanca el presidente George Bush convocó a su consejo de guerra para revisar los planes bélicos finales, y su portavoz, Ari Fleischer, comenzó a preparar a los estadounidenses para las bajas que producirá el ataque. "Esperamos un conflicto tan corto como sea posible, pero hay muchas incógnitas y podría durar", reconoció Fleischer, que insistió en que la principal preocupación es que los iraquís utilicen "armas químicas y biológicas".

Bush no apareció en público, mientras se agotaban las horas del ultimátum que dio el lunes a Sadam Husein, pero al cierre de esta edición se aguardaba su comparecencia ante la televisión, desde el Despacho Oval, para informar a la nación del comienzo del ataque, poco después de la 8 de la noche, hora local (2 de la madrugada en España), cuando vencía el ultimátum. "Esta noche, a las 8, los estadounidenses sabrán si Husein ha cometido su acto final de desafío", dijo su portavoz.

EL DESARME

"Los estadounidenses deben estar preparados para la pérdida de vidas", añadió Fleischer al resaltar "la importancia de desarmar a Sadam Husein para proteger la paz". Ese aviso se sumó a la advertencia emitida por Washington sobre la posibilidad de represalias en forma de ataques terroristas.

"El presidente ha tomado su decisión (sobre la guerra), y no se le va a intimidar o disuadir", confirmó el alcalde neoyorquino, que se entrevistó con Bush para revisar los detalles y el coste del plan de defensa antiterrorista activado en Nueva York.