Que la selección nacional de baloncesto ha multiplicado por varios ceros su rentabilidad es un hecho palpable que se ha trasladado desde el más puro aspecto deportivo hacia lo meramente económico. Los triunfos de los Gasol, Calderón y cía, especialmente desde que esta generación de grandes baloncestistas ganara el Mundial, han provocado que la federación haya aumentado sus ingresos de manera sobresaliente y que incluso se haya tenido que rechazar posibles patrocinadores, algo impensable hace pocos años, cuando el basket de club y de selección estaban en franco declive.

Los jugadores han sido tratados como héroes deportivos y su imagen ha valido, al menos antes del Eurobasket del verano, según han asegurado los especialistas en marketing, más que la de los propios futbolistas, en parte por sus triunfos y en parte también por los continuados fracasos de la roja de fútbol, con comparaciones mediáticas continuas que después se han trasladado a la calle.

Los compromisos publicitarios han llegado incluso a crear roces serios entre el seleccionador, Pepu Hernández, y la propia federación, aunque éstos parecen ya superados.

La Comunidad Valenciana es, incluso, un patrocinador más, y eso que no tiene a ningún jugador. En Extremadura ya se ha pensado en la selección por el efecto Calderón , que es ya imagen de Marca Extremadura.

La rentabilidad publicitaria es incuestionable. En comunidades como La Rioja, Asturias y Galicia, que no tienen internacionales, la selección ha arrasado durante los partidos internacionales que ha acogido.

La televisión también ha jugado un papel importante que ahora se quiere aprovechar. El hecho de que el seguimiento mediático sea incuestionable se pretende aprovechar para vender el objetivo real del esfuerzo económico que acometerá la Junta de Extremadura: la difusión de la candidatura oficial de Cáceres como capital cultural de cara al 2016.

Cáceres, que desde hace más de 10 años ha querido organizar una fase final de la Copa del Rey --se lo ha impedido siempre no contar en la ciudad con un Corte Inglés-- se apresta a recibir el próximo año a la selección, quizá un mejor escaparate en estos momentos por la coyuntura que se vive. Y es que la ÑBA vende, pese a las lágrimas de Gasol después de que ese balón decisivo escupiera el aro ruso en aquella final de Madrid.