TLta crisis financiera internacional que padecemos no solo tiene reflejo en las grandes cifras macroeconómicas, sino que también afecta a las finanzas personales de muchos españoles y, por supuesto, de los extremeños. Su principal consecuencia es, sin duda, la fuerte destrucción de empleo, que conlleva una importante pérdida de ingresos para las familias. El número de parados en Extremadura subió un 38% en marzo pasado en relación con el mismo mes del año anterior, cifra nada despreciable pero muy inferior a la del conjunto de España que fue del 57%. La crisis también está teniendo un impacto negativo sobre la riqueza de las familias. En el último año, la mayoría de los ciudadanos han visto como sus ahorros en planes de pensiones privados y fondos de inversión se reducían considerablemente. Sin embargo, las mayores pérdidas patrimoniales las causa la caída del precio de los inmuebles, pues la mayor parte del capital de las familias españolas y extremeñas está invertido en la vivienda. Según el Indice Inmobiliario del IESE, entre marzo del 2008 y del 2009 el precio medio de la vivienda usada en Extremadura bajó el 6%, frente al 10,4% en España.

Además de todo esto, la crisis ha endurecido considerablemente la política de concesión de créditos de las entidades bancarias, por lo que muchas familias tienen grandes dificultades para conseguir los recursos necesarios para financiar sus proyectos. A pesar de todos estos efectos negativos, en periodos recesivos como el actual también es posible encontrar aspectos positivos. Por un lado, los ciudadanos que deseen adquirir una vivienda podrán hacerlo ahora a unos precios más asequibles que hace tan solo unos meses. Por otro, el descenso acusado del euríbor va a permitir una reducción considerable del esfuerzo financiero que tienen que realizar las familias extremeñas para hacer frente al pago de sus préstamos. Por último, según el indicador adelantado del IPCA, la inflación anual en marzo del 2009 se situó en el -0,1%. Esta intensa moderación de los precios conlleva un alivio importante para las familias, pero no debemos olvidar las consecuencias negativas de una situación deflacionista prolongada.

* Profesor Economía Financiera y Contabilidad Uex