«Decían que con el estatuto de autonomía, a principios de los años ochenta, Extremadura iba a dejar de ser una tierra de emigración, que iban a volver todos los que se fueron», lamenta con ironía Julián Mora Aliseda, profesor de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Extremadura (Uex) para poner el foco en que «los jóvenes extremeños de ahora, los más preparados, se tiene que ir».

Este experto en análisis demográficos enumera una serie de cuestiones que, a su entender, son la causa de que la región no frene la pérdida de habitantes: «Tenemos mayor tipo impositivo, no disponemos de industrias para transformar nuestra materia prima y abunda una cultura con ausencia total de emprendimiento empresarial, porque nuestros jóvenes (los que se quedan) aspiran fundamentalmente a trabajar en el ámbito de la función pública, y estamos retroalimentando un modelo en el que un 33% de la población activa depende directa o indirectamente del sector público».

Y añade que casos con el de la Isla de Valdecañas (una lujosa urbanización construida en un paraje protegido que está a la espera de un informe medioambiental del CSIC que decidirá si sigue en pie) generan «inseguridad jurídica, por lo que se pone freno a otras iniciativas».

LEGISLACIÓN AMBIENTAL / «También podemos hablar -continúa Mora Aliseda- del rechazo a una de las plantas fotovoltaicas de Calzadilla de los Barros, del proyecto de la refinería (al que se ha dado carpetazo definitivo) o de una legislación ambiental que impide cualquier tipo de actividad para el desarrollo rural, además sin ningún rigor ni ninguna base científica». En este sentido asegura que, en Extremadura, en las áreas con mayor espacio protegido, la caída poblacional es hasta un 15% más elevada.

Este profesor de la Uex describe un contexto en el que la creación de empleo sigue siendo una tarea pendiente. Y las consecuencias, asegura, es que, por ejemplo, el 90% de los pueblos están en regresión demográfica, «y el 70% de ellos son prácticamente irrecuperables por el declive económico».

Recuerda que el 20% de los municipios de Extremadura sufren riesgo de desaparición (lo que representa el 20%, o lo que es lo mismo, los de menos de 250 habitantes, que son 48) y que si no se fomentan políticas de empleo, la tendencia no variará.