Los directores de los centros educativos extremeños afrontan el nuevo curso con la misma inquietud que las familias y los docentes y con el reto añadido de lo que supone la organización de todo el centro. «La incertidumbre es muchísima porque hay medidas que son muy complicadas que se cumplan», cuenta Andrés Talavero, director del IES Universidad Laboral de Cáceres desde hace más de una década. Para él hay cuatro aspectos clave para garantizar la seguridad este curso y dos de ellos, la ventilación de los espacios y la movilidad, depende de la organización de cada centro y «en mi caso no tenemos muchos problemas porque se trata de un centro amplio con grandes espacios; hemos habilitado cinco puertas de acceso para poder dividir a los 1.300 alumnos que tenemos, hemos zonificado los recreos y habrá más profesores de guardia».

Luego hay otros dos aspectos que no dependen tanto del propio centro y que le preocupan mucho más: el uso de la mascarilla y la distancia interpersonal. «En clases ambas cosas estarán garantizadas, tendremos una ratio de entre 20 y 22 alumnos, pero me preocupe mucho que no se respeten estas medidas siempre. Y es que ya lo he comprobado. El primer día que han pisado el centro para los exámenes de recuperación he tenido que pedir por favor a varios alumnos que guardaran las distancias, pero a los cinco minutos vuelven a juntarse. Estamos hablando de alumnos de 12 y 13 años. Es muy complicado que estén durante seis horas de clase con la mascarilla siempre y con un metro y medio de distancia». Por eso, considera el director que tan importante es cumplir con las medidas, como concienciarse de que hay que hacerlo en todo momento. «La concienciación tiene que ser continua, eso es capital».

«Llevamos trabajando desde julio con el plan de contingencia, desinfectando, desatornillando pupitres para separar los espacios,... En agosto hemos tenido muchas reuniones, pero todavía quedan cosas pendientes, como el asunto del acceso de los coches al centro. Esto es un instituto, los alumnos tienen que moverse para ir por ejemplo a Educación Física, aunque intentaremos que se muevan lo menos posible, pero aquí tenemos espacios para ciclos formativos que hay que desinfectar muy bien como las cocinas, maquinaria textil, equipos de soldadura. Es complejo y la incertidumbre está ahí, vamos a ver qué pasa e iremos rectificando en lo que sea necesario», cuenta el director de este centro que también tiene residencia, lo que añade complejidad a la organización, y un servicio médico. «Eso es una ventaja».

El centro contará con unos 140 docentes este curso, agradece que no haya finalmente el recorte planteado en junio, pero considera del todo «inoportuno» la subida de la jornada lectiva este curso. Los profesores pasan de las 18 horas de clases semanales a 19. «La clase es agotadora y cuatro horas al día es muy intenso. Cuando se habla en la calle de que los docentes se quejan por una hora más, se desconoce la realidad del profesor dentro de una aula por completo», espeta Talavero, que puntualiza otra cuestión: «aquí no solo se piensa en la salud de los alumnos, también de los docentes. Muchos superamos los 60 años y somos personas vulnerables, que nadie se olvide».