Jose Antonio Morcillo dirige una explotación agrícola de 105 hectáreas dedicadas al tomate en una de sus zonas de cultivo por excelencia en Extremadura, las Vegas Altas del Guadiana. Su finca se ubica en el término de Don Benito y espera recoger esta campaña seis millones de kilogramos. Es uno de esos agricultores profesionales del tomate, de los de siempre, lo que le permite hablar con conocimiento de causa.

Reconoce que en la actualidad el tomate representa uno de los cultivos más rentables. "En realidad es el único que merece la pena porque el arroz va de capa caída y el maíz también, y por los precios que tiene es el único que se puede mantener".

No obstante, advierte que la mano de obra es cara, consecuencia del tipo de labor que requiere este fruto en el que aún hay muchas tareas que se tienen que realizar a mano. El tiene contratados 12 trabajadores para una finca que supera la media de explotaciones de la zona, que se sitúa en torno a las cincuenta hectáreas.

A pesar de su rentabilidad, advierte de la reducción de beneficios que se ha producido de un año para otro. Los motivos, principalmente, la subida de los precios del combustible, del agua y de los productos fitosanitarios y coste de la renta. "La renta y el IPC van subiendo pero eso no va con nosotros. Sube todo menos nuestro producto", se lamenta. Con estos datos, las cuentas las tiene claras y asegura que el coste total de una hectárea de tomate es de unos 4.500 euros mientras que la tonelada de tomate se está pagando a 75 euros. "Lo bueno es que tenemos cierta tranquilidad porque al contrario que ocurre con otros cultivos, aquí están pagando sin problemas".

Una rentabilidad que está atrayendo a agricultores de otros cultivos como el maíz y el arroz que ante la crisis que atraviesan sus productos, optan por cultivar tomate. Un intrusismo que se está dejando sentir en las explotaciones tradicionalmente tomateras como la de José Antonio. "Nosotros aguantamos los años malos y en los buenos tenemos también que aguantar bajos precios porque otro agricultores siembran tomate y resulta que nunca nos beneficiamos".

De hecho, debido al exceso de producción ha reducido el precio y de los más de 80 euros que esperaban por tonelada, se ha reducido a 75 euros. Por eso hace un llamamiento a la Administración para que ejerza un mayor control sobre los derechos que les asignaron.