El voto europeo se transformó ayer en voto de castigo contra los gobernantes de cada país. Con muy escasas y poco significativas excepciones, los electores de uno a otro extremo del viejo continente utilizaron la oportunidad de acudir a las urnas para infligir severas derrotas a los partidos en el poder o incluso a toda la clase política tradicional, como ocurrió en el Reino Unido y Suecia, donde los euroescépticos se transformaron en fuerzas poderosas.

El más sonoro varapalo lo recibió el Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller alemán, Gerhard Schröder, humillado con el peor resultado electoral en 50 años (21,4% de los votos) mientras la oposición cristianodemó- crata (CDU-CSU) triunfaba al reunir el 46,5% y dominará ampliamente el mayor contingente de diputados de la Eurocámara. "El día de hoy ha sido un desastre para el Gobierno, especialmente para el SPD y, sobre todo, para el canciller", proclamó una exultante líder del CDU --y posiblemente la primera mujer que gobernará Alemania--, Angela Merkel.

FRACASO DE RAFFARIN Igualmente, el primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, sufrió su segundo revolcón electoral en cuatro meses, con el partido UMP del presidente, Jacques Chirac, quedándose en un porcentaje del 16,5%. En cambio, los socialistas consolidaban su avance en las urnas (con un 30% de los votos), en un ambiente de indiferencia y desencanto con las instituciones europeas que elevó la abstención en Francia hasta el 57%, cuatro puntos más que en la consulta anterior.

Otro tanto le ocurrió al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, quien no logró alcanzar el 25% que se había propuesto para su partido Forza Italia, mientras sus rivales izquierdistas de El Olivo lograban uno de cada tres votos. Si los resultados se extrapolasen en unas generales, la coalición de derechas de Berlusconi perdería el poder.

PARTIDO CONTRA EUROPA En el caso británico, el premier Tony Blair también fue castigado de nuevo por la guerra de Irak, pero paradójicamente perdió aún más terreno la oposición conservadora, a manos de los antieuropeístas del Partido para la Independencia del Reino Unido (UKPI), que sextuplicaron su representación en la Eurocámara, saltando de 3 a 18 escaños, frente a los 22 de los laboristas y los 21 de los tories , que perdieron el primer lugar.

Otra sorpresa de un partido organizado contra Europa fue el de la Lista de Junio, una nueva formación política en Suecia a la que ni siquiera habían dejado participar en los debates televisivos y que obtuvo el 14,4% de los votos, situándose en segundo lugar tras los socialdemócratas suecos, que sufrieron un duro revés, pero siguieron primeros.

En el capítulo del no hay mal que por bien no venga , destacó el estrepitoso fracaso del ultra austriaco Jörg Haider, cuyo xenófobo y racista Partido Liberal se desmoronó (del 23,4% pasó a sólo el 6,4%) precisamente a raíz del ascenso de los euroescépticos, que dieron su voto al populista Hans-Peter Martin, dedicado a denunciar los privilegios y abusos de los parlamentarios europeos.