Cada día que pasa, los trabajadores de Carcesa están más "intranquilos y nerviosos" porque no han cobrado aún la nómina de febrero, "la única que entra en las casas de muchos de ellos", indicó ayer la presidenta del comité de empresa de Carcesa en Mérida, Rosario Riñones. Ante el cariz que han tomado los acontecimientos, algunos de estos empleados ya han manifestación su intención de acudir a los juzgados para denunciar los hechos, y así lo están haciendo ya con los abogados sindicales de la empresa.

La situación no ha cambiado y la escasa producción (en la planta de Mérida solo tienen materias primas para hacer magro hoy y mañana) hace que esté de vacaciones obligadas la mitad de la plantilla. Lo mismo sucede en las plantas de Don Benito y de Montijo.

Riñones insiste en que desde Nueva Rumasa nadie les ha comunicado nada desde hace días, y que la próxima semana trabajarán los que ahora descansan.

Por otro lado, la Confederación de Entidades para la Economía Social y Autónomos de Extremadura (Cepes Extremadura) aboga por convertir Carcesa en una empresa de economía social, ya sea cooperativa o sociedad laboral, en el caso de que sus propietarios no ofrezcan una solución al problema que atraviesa. De este modo, "se garantizaría su futuro, del cual dependen cientos de familias de la región".