La licitación estatal en Extremadura se ha disparado en el último bienio, según los datos de la patronal Seopan. Cierto es que la legislatura que ahora concluye arrancó con un comportamiento rácano del Ejecutivo central, que en su primer año de mandato sacó a concurso en la región obras por valor de 217 millones de euros, la mitad que en el 2003, y al año siguiente incluso redujo esa cifra hasta los 152 millones de euros.

Sin embargo, en el 2006 esa situación se corrigió de manera radical. La Administración estatal decidió empujar las obras pendientes de la región, centradas en la mejora de carreteras ya existentes en la mayoría de los casos, y en nuevas autovías como la Cáceres-Trujillo, pero sobre todo en acciones relacionadas con el Plan Hidrológico Nacional, que acumulaban un fuerte retraso.

De ese modo se alcanzó la cifra de 478 millones de euros en inversión comprometida. Además, ayudaron tanto la Junta, que incrementó su licitación hasta los 431 millones como los ayuntamientos, que sacaron concursos de obra por 131 millones. El resultado fue que la licitación alcanzó cotas nunca vistas, superando los 1.000 millones de euros.

Mientras, en el pasado ejercicio el Estado comprometió inversiones por 436 millones de euros, mientras la Junta subía hasta los 339 millones y los ayuntamientos quedaban en 96 millones, con lo que se rozaron los 900 millones en total.

Además de lo que supone la ejecución de las obras, estas licitaciones tienen otra derivada muy importante. En una región como la extremeña, donde el sector de la construcción tiene tanto peso en el empleo, la obra pública está llamada a servir de colchón ante una más que segura ralentización de la construcción de viviendas por iniciativa privada.

El único pero sería la constatación de que en el 2007 la inversión estatal cayó un 9% respecto al 2006, mientras que a nivel nacional la tendencia fue la inversa, y la licitación de la Administración central creció más de un 3%, hasta alcanzar los 16.266 millones.