María Asunción Rodríguez, psicóloga de 38 años nacida en un pequeño cerca de Cáceres, ha vivido muy de cerca la tragedia. A las nueve de la mañana del jueves --habían pasado 75 minutos desde las explosiones-- recibía la orden de encabezar un Equipo de Intervención Psicosocial de Cruz Roja Extremadura, con ocho efectivos, que pocas horas después partía hacia la capital madrileña.

La psicóloga extremeña, que regresó a la región ayer por la tarde "físicamente cansada y emocionalmente agotada", ha vivido durante las últimas sesenta horas una experiencia que nunca podrá olvidar. Y es que, como reconocía, "en mi vida nunca había visto tanto dolor junto", un sentimiento acompañado en este caso por la "rabia, ira y angustia" de los familiares de las víctimas.

Su trabajo es, precisamente, dar apoyo humano y psicosocial en situaciones de catástrofe, algo que ya había hecho en graves accidentes de tráfico en Trujillo y Don Benito. Sin embargo, afirma que "hay una diferencia abismal" con todo lo que había vivido hasta ahora, puesto que en este caso "el shock no sólo ha afectado también a la sociedad".

A lo largo de estas horas interminables "cada uno ha ido conociendo muchas historias" que impactan pese a todo porque "nunca se está preparado y menos para algo como esto, que ocurre sin ningún motivo ni razón". En su caso particular, explica que más que las trágicas historias que ha conocido, le han impactado "las pequeñas cosas", como por ejemplo "cómo se aferra la gente a un mínimo de esperanza".

Ella dirigió un grupo de los que ayudan en medio del dolor, los que ponen el hombro para llorar y los que escuchan a esos que lo han perdido todo. Son los héroes anónimos de cada tragedia.