CACERES

El vestíbulo de la facultad de Filosofía y Letras del campus de Cáceres es un espacio ordenado, luminoso y frío, pero no aséptico. Cada tema tiene su lugar. A un lado, los anuncios de exámenes, de becas, de cursos... Al otro, dos expositores del periódico Universa y varias estanterías con folletos. En medio, una exposición sobre Goethe. Al fondo, una gran pancarta blanca con letras rojas y negras diciendo no a la guerra.

En la retaguardia universitaria extremeña ya no existe aquel caos contestatario de las protestas del pasado. Hay rigor hasta en el pacifismo. Lo comentaba satisfecho un director de departamento: "Los alumnos están en contra de la guerra y organizan sus manifestaciones, asambleas, encierros y notas de repulsa, pero no por ello se han suspendido las clases".

En una pared, a la derecha del vestíbulo, se encuentra el rincón de la guerra. En folios pegados en el muro se leen poemas, pensamientos, ironías y diatribas. La mayoría de los mensajes son antibelicistas, pero también los hay de sentido contrario: "Sí a la guerra, no al fútbol".

Los alumnos de Filosofía y Letras acuden esta semana en masa a un congreso sobre Alberti y María Teresa, su esposa, contemplan una exposición sobre Goethe y se encierran en la noche de este miércoles en su facultad en compañía de universitarios del resto del campus y con una sola censura autoimpuesta: está prohibido llevar alcohol al encierro. Algunos profesores no esconden que están orgullosos de ellos: "Toman sus decisiones de una manera responsable y meditada, lo que seguramente sorprenda a más de uno".