El retraso en el relevo de las tropas extremeñas en Kosovo ha causado desconcierto entre las familias de los militares que residen en Badajoz. La esposa de un sargento destinado en aquel país contó a EL PERIODICO que "teníamos esperanza de que llegara, pero con los últimos acontecimientos, es imposible la vuelta".

Ella, que prefiere no dar a conocer su nombre, explicó que se enteró el sábado del cambio de planes. Su llegada estaba anunciada para esta tarde. "Al ver las noticias de la tele, le llamé y me lo dijo. Tenía que volver mañana --por hoy-- y ahora no sabe cuándo", contó.

Preguntada sobre cómo vive la espera, la mujer, que ya ha pasado tres veces por esta situación, afirmó que "lo entiendes; no es agradable, pero entiendes que cumple con su trabajo", y añadió, "pero acostumbrarte a las largas ausencias, no te acostumbras nunca".

La incertidumbre entre las familias y los soldados de Bótoa era ayer patente. "Los militares todavía no saben nada seguro, esta tarde he hablado con mi marido y me ha dicho que no tienen noticias sobre la fecha definitiva de regreso", asegura la esposa un subteniente extremeño destacado en Kosovo.

El comandante Pelegrina, desde Kosovo, contó que "las revueltas dejaron de ocurrir las últimas 48 horas en todo el país, lo que confirma que la situación ser ha normalizado". E incidió en que desde el inicio de la revuelta, la municipalidad de Istok, donde se encuentran, "siempre ha estado tranquila, sin incidentes importantes, sólo alguna barricada al principio".

El mensaje, insistió, "es de tranquilidad, hay medidas de autoprotección, más tropas, todo dentro del mecanismo preceptivo para evitar rebrotes de violencia".

Los soldados han podido comunicar con sus familias, y en cuanto a los ánimos, "se vive cierto contratiempo porque la gente ya se había hecho a la idea de irse, pero el retraso no será grande y la gente lo asimila bien". Ahora esperan una postura oficial del Gobierno y que en los próximos días habrá una decisión clara.