"Es imposible que yo sea tan malo. Todo esto es una trama de corrupción tremenda en la que yo soy el eslabón más pequeñito", aseguró el empresario cacereño Joaquín Alviz, cuando este diario le preguntó ayer sobre las informaciones aparecidas en los medios de comunicación de El Salvador en las que se incide en su supuesta participación en fraudes para hacerse con concursos amañados.

En cuanto a la orden de busca y captura de la Interpol, reconoció que "efectivamente la hay, pero está inhábil. Fue ordenada en el mes de junio por un juez, sin embargo, la policía de El Salvador la ha colocado el día 3 de noviembre después de venir yo de República Dominicana, donde estamos negociando un importante contrato para obtener las ITV de ese país. Por una presión de una empresa española, que también aspira a ese contrato, ha salido ese ´boom´ informativo de forma totalmente adulterada".

El empresario recordó que estando trabajando en el proyecto de la planta potabilizadora en El Salvador, "yo gané un concurso para la concesión de las ITV del país y nos pusimos a hacer las inversiones para iniciar el proyecto. En ese momento, el antiguo presidente del país con dos de sus ministros, que se dedicaban al tema de los coches, se quisieron quedar con las ITV, un negocio tremendamente goloso".

El Gobierno, insiste Alviz, "nunca nos dio el permiso para iniciar la operación con todas las gestiones hechas. Entonces se presentó una confrontación entre la empresa Icasur --de la que Alviz es administrador-- y el Gobierno de El Salvador". No obstante, incidió en que no llegaron a encontrar "nada anormal en la licitación de las ITV, ni comisiones, ni nada raro. No me las pueden quitar legalmente".

Por ello, advirtió el empresario, "se empezó a investigar en el proyecto de la planta de agua y entonces ahí, según ellos, encontraron el pago de unas comisiones".

Por esta razón, sostiene Alviz, "si las comisiones fueran ciertas, todos los cheques y pagos se habrían realizado con la firma de Isolux, Icasur o Imexa --que formaba la UTE que realizaba la planta potabilizadora-- y nunca con la empresa de Antonio Martínez --Inceysa--. Me están persiguiendo a mí, pero no porque tengan interés en saber si se produjo corrupción, me persiguen intentando hacerme todo el daño que puedan para que yo renuncie al contrato de las ITV".

"El fin no es averiguar si hubo corrupción, eso al Gobierno de El Salvador le importa un pimiento, porque allí se pagan comisiones todos los días, es su sistema y están tan contentos", sentencia.