Los problemas relacionados con la espalda y las cervicales son una de las principales causas de incapacidad temporal y de absentismo laboral en España. Y dentro del ámbito traumatológico ocupan, de lejos, el primer puesto. Solo en Extremadura, el año pasado estuvieron detrás de alrededor de 450.000 jornadas de baja, teniendo en cuenta tanto las contingencias comunes como las profesionales. Son datos facilitados por la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT), de los que queda fuera la información relativa a la Seguridad Social, por lo que la cifra de ausencias laborales motivadas por este tipo de problemas es incluso mayor.

Lumbago, esguince lumbar, ciática, dolor cervical o hernia discal, entre otras afecciones, acaban castigando en mayor o menor medida a la mayor parte de la población en algún momento de su vida. Aparte del malestar físico que producen, conllevan con frecuencia además otros de índole psicológica, como ansiedad y depresión. Los malos hábitos tanto en el desempeño profesional —malas posturas o cargas excesivas— como en la vida doméstica son con frecuencia el origen de este tipo de enfermedades.

Del ‘top 20’ de patologías traumatológicas con mayor incidencias en el ámbito laboral extremeño el año pasado, el primer lugar correspondió al epígrafe denominado ‘Otras alteraciones de la espalda no identificadas’, con 3.236 procesos iniciados por contingencia común y 1.310 por la profesional. A continuación aparecen ‘Otras alteraciones de la columna cervical’ (con 1.021 y 456, respectivamente); las tendinitis de intersecciones periféricas y síndromes conexos (914 y 546); los esguinces y torceduras de tobillo y pie (743 y 1.032); el trastorno interno de rodilla (607 y 195); y el trastorno del disco intervertebral (554 y 61). El grueso de estos procesos está incluido en el apartado de contingencias comunes, si bien, puntualiza Ismael Torres, técnico de prevención de Quirón Prevención, «Muchas veces se está considerando como enfermedad común cosas que realmente tienen un origen laboral». En cualquier caso, agrega, «todo está muy relacionado», de manera que, si no se es cuidadoso con la higiene postural en el trabajo, probablemente esta tampoco será buena mientras se está en casa.

Estas afecciones tienen, además, un mayor impacto con la llegada del frío. «En muchos sectores, como los talleres mecánicos, no hay climatización, y los trabajadores están expuestos a temperaturas por debajo de lo que marca el reglamento, que son 17 grados como mínimo», esgrime.

AUMENTO DE LOS PROCESOS

Patologías traumatológicas aparte, los datos recopilados por el colectivo de mutuas de trabajo permiten extraer varias conclusiones interesantes. Una de ellas es la tendencia al alza en el número de procesos iniciados por contingencia común en Extremadura, que entre el 2017 y el 2018 aumentaron un 6,7% (de 38.444 a 41.014, sumando cuenta ajena y propia). También ha habido un mayor tiempo medio de duración (de 71,4 días a 73,4), crecimientos que se tradujeron en un incremento del gasto para las mutuas de casi el 15%, hasta superar los ochenta millones de euros.

Esta evolución viene motivada, en parte, por el crecimiento de la población protegida por incapacidad temporal de contingencias comunes, que entre ambos ejercicios subió un 3,3%, hasta 260.557 personas. Pero también puede influir en ella la paulatina mejora de la situación económica. Con la crisis, «ha habido mucho miedo al despido. La gente no estaba cogiendo bajas y las que se cogían duraban mucho menos que ahora. Cuando se garantiza más estabilidad en el empleo, se acude más frecuentemente al médico para que te den la baja», precisa este técnico de prevención.

Otro dato llamativo es que el número total de bajas es ligeramente superior entre mujeres (20.546) que entre hombres (20.458), pese a que el peso del empleo femenino es bastante menor en la comunidad autónoma (menos del 42% según la última Encuesta de Población Activa). En este sentido, la reciente sentencia del Tribunal Constitucional (TC) en la que avalaba el despido por bajas intermitentes aunque justificadas ha hecho que diferentes juristas alerten de que puede ser discriminatoria hacia la mujer, ya que estas tienden más que los hombres a ausentarse por enfermedad y a hacerlo durante periodos de tiempo más duraderos.

La sentencia del Supremo ha encontrado también la oposición frontal de los sindicatos, que han avisado en repetidas ocasiones de otro aspecto que dejan entrever los datos sobre absentismo: la vinculación directa entre salud y precariedad laboral. Aunque los empleados a tiempo parcial suponen poco más de un 15% del agregado del mercado laboral autonómico, concentran cerca del doble de las bajas para las que hay datos sobre la duración de la jornada de quienes las sufren (33.249). En esta misma línea, la incidencia es también sensiblemente superior en términos relativos entre quienes tienen un contrato temporal. «Si el empresario precariza el empleo, a menudo también precariza otro tipo de medidas: no lo forma o le da los EPIs (equipos de protección individual)», señala Torres.