PARAGUAY - 0: Justo Villar; Verón, Alcaraz, Da Silva, Morel; Barreto (Vera, min. 64), Riveros, Víctor Cáceres (Barrios, min. 84), Santana; Valdez (Santa Cruz, min. 72) y Cardozo.

ESPAÑA - 1: Iker Casillas; Sergio Ramos, Piqué, Puyol (Marchena, min. 84), Capdevila, Sergio Busquets, Xabi Alonso (Pedro, min. 75), Andrés Iniesta, Xavi, David Villa y Fernando Torres (Cesc, min. 56).

GOL: 0-1, min. 83: David Villa.

ARBITRO: Carlos Batres (GUA). Amonestó a Piqué (min. 58), Cáceres (min. 59), Alcaraz (min. 59), Busquets (min. 63), Morel (min. 71) y Santana (min. 87).

La campeona de Europa está ya a dos partidos de ser también la campeona del mundo. Un gol de David Villa, el quinto en el torneo, metió a la selección española en las semifinales del Mundial. Un tanto de oro que resolvió un partido perro, muy perro, después de que Casillas parase un penalti y Xabi Alonso fallase otro que el árbitro hizo repetir después de haber marcado en su primer lanzamiento.

Un premio sabrosísimo para el mejor equipo sin duda, que ayer tuvo que sufrir lo indecible para doblegar a un adversario armado hasta los dientes y siguió progresando hacía el premio gordo. Apretado hasta el límite por Paraguay, el equipo español ganó al final en los detalles, que es lo que gustan de decir los entrenadores cuando se enfrentan a un problema tan crudo como el de anoche.

DESESPERACION El detalle crucial, más bien un detallazo, tuvo lugar en el tramo final al cabo de 83 minutos de sufrimiento. También de desesperación en muchos momentos por la incapacidad de La Roja para quitarse de encima a sus fastidiosos rivales y parecerse un mínimo a sí misma. El detallazo empezó con un contraataque iniciado por Cesc, que prolongó para Iniesta.

El barcelonista, muy gris hasta entonces, vio pasillo y lo tuvo claro. Se disparó hacia el área paraguaya y sobre la media luna abrió para Pedro, que llegó por la derecha para cruzar hacia el palo; allí estuvo Villa para recoger el rechace y sentenciar un choque que ya es histórico para el fútbol español.

Un subidón que Casillas tuvo que mantener con otra intervención providencial a falta de dos minutos para el final. El portero tuvo por fin la gran noche que tanto necesitaban él y la selección española.

Ahí acabó el esfuerzo titánico de Paraguay, que había logrado desnaturalizar a España y confundirla hasta poner el partido a su alcance con las armas que podía esperarse. Un encuentro que empezó con un despliegue físico tremendo y una agresividad que el árbitro no parecía dispuesto a limitar.

Paraguay puso coto con suma efectividad a la idea española de hacerse con el control del juego y marcar el ritmo.

España se encontró con una presión intensísima en todo el campo y dificultades insalvables para desplegarse con sentido y posibilidades de hacer circular el balón en consonancia con sus intereses. Un primer desajuste defensivo permitió a Riveros probar a Casillas en el minuto inicial. A partir de ahí, la selección española pudo comprobar que Paraguay estaba dispuesta a exprimir al límite su capacidad de intimidación por la vía del acoso y derribo, con vigilancia cuartelera no solo sobre Xavi, sino también sobre Alonso y Busquets, las alternativas para buscar salidas hacia los de arriba, que salieron de entrada con la variación posicional que suponía ver a Iniesta tirado a la izquierda, Torres a la derecha y Villa como punta de lanza.

PROBLEMAS DE ASOCIACION No sirvió de nada y a los 10 minutos Villa estaba en la banda, el delantero del Liverpool en el centro y Andrés a la derecha. Tampoco valió de mucho porque los problemas para asociarse persistieron. Hasta cerca de la media hora no apareció España con peligro por el área suramericana. Xavi recibió de Capdevila, se perfiló con un toque y estuvo cerca de marcar el gol del Mundial. El balón se fue alto y España, al descanso sin haber tirado entre los tres palos, lo que da idea de su escasa claridad.

Con los mismos inconvenientes y parecida incomodidad a la hora de administrar el balón se encontró en el segundo tiempo. A eso tuvo que sumar la turbación que le produjo la decisión del árbitro de castigar con penalti un agarrón de Piqué a Cardozo.

Lo paró Casillas y no había pasado un minuto cuando volvió a pitar otro en el área paraguaya, de Alcaraz a Villa. Lo lanzó Alonso y clavó el balón en la red, pero Batres decidió que había que repetirlo. Lo hizo el madridista y lo paró Villar, que cometió otro penalti, mucho más claro, sobre Cesc cuando éste acudió al rechace. El colegiado, del que tanto se habían quejado los suramericanos, miró para otro lado.

No pudo hacer lo mismo en la jugada de gol. Cesc había entrado por Torres y Pedro por Alonso y, aunque siguieron los problemas, España acabó encontrando su oportunidad. Cesc inició la jugada, le dio forma Iniesta, el canario estuvo a punto de redondear su currículo con un tanto en el Mundial y remachó Villa para alcanzar la semifinal.