Cuatro años lleva Jesús Ramírez intentando sacar adelante la construcción de una gestora de purines, un proyecto que, si todo marcha bien, se hará realidad en septiembre. Si todo marcha bien porque las cosas no le están resultando nada fáciles. Para empezar, esta iniciativa requiere alrededor de 300.000 euros, y encontrar financiación, en estos tiempos, no es precisamente sencillo. "Es una triste desgracia, pero por mucha línea ICO que exista, te lo niegan todo. Esto es una odisea. Vas con avales a bancos que te conocen de toda la vida y aun así te dicen que no, que tienen cortado el grifo", lamenta.

Este emprendedor reconoce que esto de poner en marcha una empresa en plena crisis le da "un poco de miedo, pero hay que tirarse al barro. La cosa está fastidiada, pero tienes que ponerle un poco de ilusión y trabajar muchísimo". Aunque la empresa se ubicaría en Zafra, la idea es dar servicio, progresivamente, a las diferentes zonas productoras extremeñas.

A pesar de la importante cabaña porcina que existe en Extremadura, la región no cuenta con ninguna empresa para tratar estos residuos animales, que pueden llegar a ser muy contaminantes. Por este motivo, Ramírez, que tiene 28 años y es ingeniero técnico agrícola, no entiende la poca colaboración que, a su juicio, está encontrando en la Administración autonómica. "La región necesita una gestora", asegura. Hasta ahora, explica Ramírez, los ganaderos se están limitando a echar los purines en el campo, pero sin tomar las medidas oportunas para que no resulten contaminante. Frente a esta práctica, Gestora Extremeña de Purines se encargaría de recoger estos restos en las explotaciones y de aplicarlos con garantías y cumpliendo la legislación vigente. Además, se ofrecerían a los agricultores de la zona para que los emplearan como abono en los cultivos cerealísticos de invierno y primavera. Incluso, parte de ellos podría utilizarse para la elaboración de compost.