Por primera vez desde la ilegalización de Batasuna y justo después de acabar la campaña electoral, ETA ha vuelto a asesinar. La banda terrorista eligió la pequeña localidad navarra de Sangüesa para su macabra reaparición, casi cuatro meses después de su último atentado. Una bomba lapa acabó ayer con la vida de dos miembros de la Policía Nacional e hirió de gravedad a otro agente, además de provocar otros heridos leves.

Bonifacio Martín Hernando, de 56 años, y Julián Embid Luna, de 53, ambos casados y con dos hijos, fallecieron al introducirse en la furgoneta Citroën ZX con la que pretendían regresar a Pamplona. Eran las 12.25 horas, y acababan de terminar su trabajo en la oficina móvil para la renovación del DNI, instalada en la Casa de Cultura de Sangüesa. Un tercer agente que les acompañaba, Ramón Rodríguez, logró salvar la vida, ya que todavía se encontraba fuera del vehículo cuando se accionó el contacto. Con todo, su estado es muy grave y los médicos se vieron obligados a amputarle las dos piernas.

POTENTE EXPLOSION

Hace unos días, en plena campaña electoral, ETA avisó en una entrevista emitida por la televisión pública vasca de que los cuerpos policiales eran sus objetivos, y citó las oficinas del DNI.

La bomba lapa estaba compuesta por cinco kilos de titadine, una cantidad elevada para este tipo de artefactos. La potente explosión elevó la furgoneta de los policías hasta la altura de un cuarto piso, incendió otros dos vehículos, destrozó comercios y rompió cristales en edificios de la plaza. También hirió a decenas de personas que pasaban por allí, aunque ninguna de gravedad. El más afectado fue Carlos Gallo Vilches, empleado de Telefónica de 37 años y vecino del pueblo, que fue operado de urgencia sin que se tema por su vida. El mismo se aplicó un torniquete.

La policía sospecha del posible apoyo de gente del pueblo a ETA. Los asesinos conocían el horario de los agentes, que acudían una vez cada dos meses y de 9 a 12 horas a la Casa de Cultura. Aparentemente, el artefacto habría sido instalado en ese intervalo, a plena luz del día y en una plaza bastante transitada. El exalcalde de la localidad Javier del Castillo opinó que hubo "chivatos" que dieron información a los etarras.

La policía apunta como posibles autores a los que asesinaron al cabo de la Guardia Civil Juan Carlos Beiro Montes, mediante una bomba oculta en una pancarta en septiembre del 2002 en Leiza, o bien a un comando francés.

El último atentado mortal de ETA fue el asesinato, el 8 de febrero, del jefe de la Policía Municipal de Andoain, Joseba Pagazaurtundua. Después de la ilegalización de Batasuna y la anulación de las listas de todas las formaciones que han intentado tomar su relevo, han esperado apenas cuatro días desde el final de las elecciones para volver a asesinar.