«Estamos ante una oportunidad histórica para Extremadura. Pero si tienes la materia prima se tiene que reivindicar que también se haga aquí la transformación», apunta Rafael Cuenca, vicepresidente del Cluster de la Movilidad Eléctrica en Extremadura. A su juicio ese planteamiento es clave para que Extremadura pueda beneficiarse de las industrias que dependen del litio y en especial a las relacionadas con la fabricación de baterías, tanto para vehículos eléctricos como para acumular la energía procedente de fuentes limpias como plantas termosolares o eólicas. La postura del cluster es que puesto que Extremadura tiene una posición de ventaja por el hecho de que los yacimientos estén en la región, puede rentabilizarlo.

Un informe de la Comisión Europea del pasado mes de abril evidenciaba el interés existente por tomar las riendas de la economía emergente en torno al litio. Ese documento hacía hincapié en que en la próxima década, la expansión del mercado de los vehículos eléctricos aumentará de forma significativa la demanda de todas las materias primas vinculadas a la fabricación de baterías (cobalto, litio, grafito natural y níquel) por lo que desde el punto de vista económico y geoestratégico, «la UE debe asegurarse de que no va a depender de materias primas originales o materiales transfomados de la cadena de valor que tengan que adquirir en el extranjero». En concreto en el documento se apela a potenciar esa cadena de valor, buscando en primer lugar en qué puntos del continente se pueden encontrar las materias primas y también cómo se puede aprovechar al máximo el potencial del material disponible en suelo europeo.

Junto a eso, el futuro de la industria automovilística está en el coche eléctrico y que las plantas españolas puedan mantenerse o no está estrechamente relacionado también con la capacidad de producir coches de este tipo y por tanto con la fabricación de las baterías, con el litio como protagonista.