La inauguración del centro Helga de Alvear convierte a Cáceres durante estos días en la capital mundial del arte contemporáneo, con los mejores creadores internacionales del momento, galeristas, coleccionistas y responsables de centros de arte moderno de todo el país. Ninguna ciudad española ha reunido en los últimos años tal elenco. El primer gran acto tuvo lugar ayer con la inauguración. Allí coincidieron políticos, gestores culturales, artistas, empresarios, periodistas... Una curiosa mezcla que deparó, contra todo pronóstico, un ambiente distendido, de charla y hasta colegueo durante el cóctel.

Helga estaba radiante, emocionada. Era su día, le arropaba toda su gente y lo agradecía con besos, con abrazos, con gestos... Allí estaba Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, también Lourdes Fernández, responsable de ARCO durante cuatro años, y los representantes de los centros más destacados de arte contemporáneo como Agustín Pérez Rubio, del MUSAC (Castilla-León), Ferrán Baremblit, del CA2M (Madrid), Juan Antonio Alvarez Reyes, del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, Miguel Von Hafe Pérez, del CGAC (Galicia), González de Durana, del TEA (Tenerife), Yolanda Romero, del centro José Guerrero (Granada), y por supuesto los responsables de los principales museos extremeños: Antonio Franco, del MEIAC, José Antonio Agúndez, del Vostell, José M Alvarez, del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, Juan Valadés, del Museo de Cáceres, y M Jesús Herreros de Tejada, del Pedrilla.

No faltaron galeristas como Norberto Dotor, de Fucarés, María Llanos o Angeles Ramos. Tampoco amantes del arte, entre ellos la catedrática Lozano Bartolozzi, la historiadora Rosa Perales o coleccionistas que rechazan serlo como Luis Valhondo. Y por supuesto los artistas extremeños: Andrés Talavero, Fernández-Molina, Juan Pérez, María Jesús Manzanares, Jesús Pizarro, Emilio Gañán, Rosana Lozano, Sebastián García, Ana Hernández del Amo, Angel Sotomayor, Juan Villalobos, Hilario Bravo, Koke Vega o Luis Casero.

Allí estaban Toño y José, de Atrio, los arquitectos Tuñón y Mansilla, algunos empresarios, financieros como el nuevo presidente de Caja Extremadura, Víctor Bravo, y muchos políticos, algunos especialmente reclamados como la ministra Angeles González-Sinde con sus zapatos años 20 que desataron filias y fobias; Rodríguez Ibarra, junto a su compañera Raquel; el presidente Vara, más delgado; o la alcaldesa Carmen Heras, muy primaveral, que charló largos minutos con la ministra, quizás del 2016. Ahora, con este museo, desde luego el reto está más cerca.