Tan negras como quedaron dos de sus oficinas tras el incendio que sufrieron en febrero del 2009 parecen ser las cuentas de Caval en los últimos años. Tanto que sus socios no logran explicarse cómo han pasado de los beneficios a una deuda de casi 28 millones de euros en apenas un par de ejercicios. Tras permanecer los últimos meses en la cuerda floja, sus actuales dirigentes se encargan estos días de formalizar el acuerdo con los bancos que, con la mediación de la Junta, alcanzaron la semana pasada in extremis, ante la falta de liquidez para iniciar la campaña. Cuando lo consigan, llegará el momento de aclarar las cifras de la cooperativa, lo que no será ni mucho menos fácil. Solo hace falta echar un vistazo a su última auditoría, a la que ha podido acceder este diario, para darse cuenta.

En este documento, la empresa encargada de analizar la situación contable y financiera de la sociedad agrícola de Valdelacalzada, la asesoría emeritense Ignacio Constantino S.L., ya detecta una deuda de casi seis millones de euros (5,8), pero inmediatamente aclara que el informe es incompleto por falta de documentación. Según recoge el propio texto, la información se perdió en un incendio ocurrido el 6 de febrero del 2009 en dos oficinas de la cooperativa.

Entonces, la causa del siniestro según la versión oficial --facilitada por el entonces gerente Manuel García (que ocupó este puesto desde la creación de la sociedad hasta su dimisión el pasado diciembre, por las presiones de la mayoría de los socios, que criticaban su falta de transparencia y que se movilizaron para forzar su renuncia)-- fue un cortocircuito. Pero ahora, transcurrido el tiempo y vistos lo acontecido desde entonces, muchas dudas rodean este suceso.

SOSPECHAS Según explican algunos de sus testigos, los diferenciales de los contadores de luz no saltaron, como suele ocurrir cuando se produce un cortocircuito. Pero no solo eso fue sospechoso, sino también, y muy especialmente, la presencia de un bidón de gasolina en las oficinas afectadas por el fuego. Curiosamente, en estas dependencias estaban, aparte de los ordenadores que almacenaban los datos contables del 2008, la copia de seguridad de los mismos. Según algunos socios, el gerente les aseguró que la información de los discos duros fue recuperada el mes siguiente. ¿Por qué, entonces, no se le proporcionó a los encargados de la auditoría, cuyo resultado está fechado tres meses después (30 de junio del 2009)?

Es solo una de las muchas preguntas que hoy se hacen los componentes de Caval, que hasta ahora aseguran haber tenido escasa información sobre la sociedad de la que formaban parte. Por ejemplo, critican que ni siquiera sabían qué empresa hacía la auditoría y que el exgerente solo les presentaba algunos datos, manifestándoles siempre que todo iba sobre ruedas. En consecuencia, afirman que desconocían la existencia de esos 5,8 millones de deuda en el 2008 que ya incluía la auditoría de Ignacio Constantino S.L.

Pero no es la única señal de alarma en este documento que, como en años anteriores, contiene un informe de gestión proporcionado por los administradores de la sociedad. Según expone el auditor, ese informe "no concuerda" con las cuentas anuales del 2008, si bien añade --como siempre-- que su responsabilidad se limita a la verificación y no incluye la "revisión de información distinta de la obtenida en los registros contables de la sociedad". En esa memoria presentada por los exdirigentes de Caval, el resultado del ejercicio resulta positivo y alcanza concretamente los 975,24 euros, coincidiendo el total activo y el patrimonio neto y pasivo en 15,6 millones.

Esa discrepancia entre los datos contables y la memoria presentada por los administradores de la sociedad no aparece en sus dos anteriores auditorías, también desarrolladas por la misma asesoría. En el año 2006, Ignacio Constantino asegura que la información incluida en el informe de gestión de los administradores refleja la "imagen fiel" del patrimonio y la situación financiera de la cooperativa. En el mismo, se cifra el activo y pasivo de la sociedad en 13,7 millones de euros, con un importe neto de negocios que alcanza los 17,5 millones de euros y un resultado fiscal (base imponible) de 20.390,19 euros.

Al año siguiente, el 2007, sin embargo, el auditor ya detecta un fondo de maniobra negativo (-207.958,16 euros), por lo que propone la identificación y consecución de fuentes adicionales de financiación para recuperar el equilibrio financiero (recomendación que repite al año siguiente, cuando la deuda ya roza los seis millones --y ello sin haberse podido revisar toda la