Las detenciones practicadas por los cuerpos de seguridad en los últimos dos meses han servido para desarticular cuatro células islamistas. Todas estaban unidas entre sí y sus dirigentes mantenían relaciones con los hombres de Bin Laden y sus conexiones en Europa. Según los informes de la Guardia Civil, Extremadura, de momento, es de las pocas comunidades que no alberga grupos de este tipo, que están extendidos por casi toda España.

Curiosamente, desde antes de los atentados del 11-M, los cuerpos españoles de seguridad ya habían detectado grupos de apoyo al terrorismo islamista en diez comunidades autónomas. Andalucía, Aragón, Cataluña, Madrid, La Rioja, Navarra Valencia, Murcia, y Ceuta y Melilla eran y son zonas de actuación de estos grupos radicales cuyos miembros están perfectamente integrados y cuyas actividades son lícitas y siempre de difícil persecución legal.

Su principal objetivo es el de poner a disposición de los terroristas la infraestructura desarrollada en España durante el tiempo en el que han operado en el país, además de captar y adoctrinar sobre la denominada Guerra Santa a nuevos integrantes. También suelen reclutar a islamistas a los que envían a campos de entrenamiento en Afganistan e Indonesia.

Entre otras actividades, la red de células islamistas desplegadas por las diferentes comunidades autónomas sirve para dar cobijo, cobertura y apoyo a los terroristas que se desplazan de un país a otro, así como para falsificar y facilitar documentación y dinero que les sirva para moverse con comodidad.

Conexiones extremeñas

Pero, pese a que estos grupos no operan en Extremadura, sí existen algunas pistas seguidas por la policía sobre el 11-M que conducen a la región. Concretamente a Cáceres, cuya referencia aparece tanto en las intervenciones realizadas en el chalet madrileño de Morata de Tajuña, en donde los terroristas prepararon el material explosivo, o en el pasado de algunos de los detenidos.

Entre el material intervenido por las fuerzas de seguridad en el chalet apareció una motocicleta que había pertenecido a un vecino de la capital cacereña. Además, entre los encarcelados por el 11-M se encuentra Abdelita El Fadoual, que contaba con un permiso de residencia emitido por la Oficina de Extranjería de Cáceres.