El 29 de abril de 1976, seis alumnos del Colegio Público de Educación Especial PROA, en Cáceres, miraban sonrientes lo que constituía una revolución para la enseñanza: tres nuevos libros de texto con las últimas novedades educativas. Treinta años después, el 23 de noviembre del 2006, las primeras pizarras digitales entraban en las aulas extremeñas, concretamente en el colegio Dion Casio de Mérida. En esas tres décadas transcurridas entre un acontecimiento y otro, Extremadura se ha convertido en la región española que más se ha desarrollado, de acuerdo con los índices de desarrollo humano que utiliza la Organización de las Naciones Unidas. No obstante, pese a ese gran crecimiento, la comunidad autónoma sigue ocupando posiciones de cola en los principales indicadores socioeconómicos del país.

Los datos los ha recogido en un estudio el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). Este organismo destaca, entre otras cosas, el gran crecimiento experimentado por el Producto Interior Bruto (PIB) extremeño. Así, mientras el dato de riqueza per cápita de Extremadura se situaba en apenas 8.064 euros en 1980, en el 2007 se había elevado hasta los 19.784 euros. Es decir, se ha producido un aumento del 145%, mientras que la tasa de variación del conjunto de España es del 86% --el PIB per cápita a nivel nacional ha pasado de 15.310 a 28.530 euros--. No hay ninguna región que alcance ese grado de crecimiento, aunque también es verdad que todas ellas siguen teniendo un PIB superior al extremeño.

Imagen de ese desarrollo económico son, por ejemplo, los más de 700 kilómetros de autovía con los que cuenta hoy la comunidad autónoma o los más de 80.000 kilómetros de fibra óptica instalados en los últimos años. Pero también lo son otros hechos, como la reducción de los datos de pobreza: en este sentido, el porcentaje de ciudadanos pobres --cuyos ingresos están por debajo de la renta mínima-- se ha reducido del 18,2 al 16,7% en Extremadura.

Pero hay más. El IVIE sostiene que Extremadura es la comunidad que mayor grado de desarrollo ha alcanzado en este periodo y para ello analiza hitos sociales como la incorporación masiva de la mujer al mundo laboral. Así, mientras en plena transición apenas uno de cada cuatro extremeños en edad y disposición de trabajar era mujer (23,9%), treinta años después el porcentaje de mujeres dentro de la población activa casi se ha duplicado (39,8%). En este caso, de nuevo, el crecimiento experimentado por la región es, por detrás de Andalucía, de los más altos del país, aunque la mayoría de las comunidades autónomas mantienen tasas superiores a la extremeña --Murcia y Castilla-La Mancha están por detrás y solo Madrid se acerca al 45%--.

Muestra de este gran paso hacia la normalización de la situación de la mujer en el entorno laboral es que los ingresos medios de las extremeñas se han cuadriplicado en estas tres décadas --al pasar de

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