La alegría se desbordó por todos lados. No hubo atisbo de contención. Extremadura se sumó a la historia, a la emoción, a la liberación de la tensión acumulada durante tantos minutos, durante tantos partidos, durante tantos años. Miles de extremeños se echaron a las calles de ciudades y municipios de la comunidad autónoma para celebrar un título de fútbol que del que no había noticias desde hace 44 años.

El ambiente fue doblemente festivo en Badajoz, dónde la victoria en la Eurocopa ha coincidido con la Feria. El rojo y amarillo se adueñaron del ferial, de las avenidas por las que coches y motos desfilaban entre vítores de "campeones, campeones" y ruido de cláxones. Y como no, una vez más la fuente de la Constitución se convirtió en el punto neurálgico de la celebración.

En Mérida la afición se echó en la calle como en las grandes ocasiones, como con los ascensos a Primera del equipo de la ciudad, como con los títulos del Madrid y el Barcelona. La capital autonómica primero vibró y después se desbocó, especialmente en el entorno de la plaza de España.

Uno a uno, la celebración fue tomando la noche en cada uno de los municipios de la región. En Plasencia, en Almendralejo, en Villanueva de la Serena y Don Benito, en Navalmoral... En las grandes ciudades y en los pueblos más pequeños. En cada rincón de Extremadura se vivió y se exaltó la celebración del título en la calle, sin miramientos, sin reservas, con la efusividad de una ocasión ansiada durante casi medio siglo, inédita para muchos, inolvidable para la mayoría, entre los colores rojo y gualda que desde ayer lucen junto a los galones del éxito.