A pesar de que todos los senadores, incluidos los nacionalistas, utilizaron ayer el castellano para dirigirse al pleno del Senado, la traducción simultánea a las diferentes lenguas cooficiales del Estado (catalán, gallego y euskera) no perdió protagonismo. Tal vez porque como dijo tras el debate el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, "en tiempos de crisis es difícil justificar ese gasto ante los ciudadanos". Cada sesión supone unos 12.000 euros, con siete intérpretes para los cuatro idiomas y centenares de pinganillos para traducción simultánea.

Reinaba la tranquilidad política cuando el senador y presidente del PP de Extremadura, José Antonio Monago, inició su primera intervención para defender la reforma del Estatuto diciendo que él "hablaba en extremeño, el lenguaje de su tierra". Arrancó entonces los mismos aplausos que abucheos entre los presentes en la Cámara Alta y al comprobar in situ el resultado de sus palabras, alegó que "estaba claro" que los senadores sabían a lo que se estaba refiriendo.

Pero la cosa no quedó así. José Manuel Pérez Bouza, portavoz del Bloque Nacionalista Gallego, que primero aseguró que su intención "no era abrir la polémica", advirtió luego a Monago de que si creía que con "su gracia" iba a menospreciar al catalán, al gallego y al euskera, se equivocaba. "A fala y el portugués de Olivenza son las lenguas cooficiales de Extremadura, y no el extremeño", reiteró al tiempo que recalcó que, como ayer no era el día "ni de Galicia, ni de Euskadi, ni de Cataluña", en nombre de ellos daba la enhorabuena al pueblo extremeño por su nuevo estatuto. "El extremeño no será una lengua para usted, pero así hablamos en mi tierra y así hablo yo aquí, que aunque suene mejor o peor, es más barato", respondió en su segundo turno el líder de los populares extremeños, a quien posteriormente el presidente del PP, Mariano Rajoy, le hizo un guiño al estrecharle la mano de camino a su escaño.

En defensa de Bouza salió el senador de ERC, Carles Bonet, que arremetió contra quienes han criticado el uso de las lenguas cooficiales bajo el argumento de que es un despilfarro cuando "debería ser motivo de orgullo". Y recordó que los 300.000 euros que cuesta esta medida "son solo tres diezmillonésimas partes del PIB".

El Estatuto, un "éxito"

También entró al trapo, aunque de manera más suavizada, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. "Las lenguas en que muchos de sus señorías se expresan a diario encuentran hoy un nuevo espacio en la Cámara, que está llamada por definición a reflejar la pluralidad territorial, pues son todas ellas lenguas españolas, como reconoce la Constitución", señaló el presidente, después de manifestar que la reforma del Estatuto de Autonomía de Extremadura es la prueba del éxito del modelo de estado autonómico.