Incertidumbre es la palabra que se repite como un eslogan entre los extremeños que residen en el Reino Unido y que están siendo testigos directos del divorcio con la Unión Europea. Uno de ellos es el profesor cacereño Enrique Pérez Pulido, de 27 años, que no da rodeos al admitir: «Sí, el ‘brexit’ está pasando y estamos ante una nueva era».

Pérez Pulido asegura que no siente vértigo. «Actualmente trabajo para el Gobierno. Llevo tres años aquí, soy un ciudadano que pago mis impuestos. A todos los extranjeros nos han hecho firmar un documento legal que nos permite estar trabajando en el país, el mío dura 5 años. Acabado ese tiempo se tendría que renovar».

Habla del ‘brexit’ como un proceso en el que no ha encontrado complicaciones, «pero que está rodeado de incógnitas. Porque esta nación sobrevive a base de la multiculturalidad». Pero sabe que a partir de ahora las cosas cambiarán. «Va a ser complicado venir, están cerrando mercados a las empresas foráneas, solo venden los productos británicos. Ya se está viendo en los bares y supermercados. Quieren que la libra vuelva a ser lo que era y crecerá».

Para él es importante que su familia esté tranquila. «Saben que lo mío es temporal. Me vine aquí, conocí a una chica que es mi pareja y por eso me he quedado. El objetivo es estar en Portsmouth hasta que ella termine la carrera y volver a España con un buen nivel de inglés».

Había trabajado en hostelería y ahora en una escuela. «Tengo un empleo muy bueno porque no es fácil entrar en los colegios y yo lo he conseguido. Eso me va a abrir las puertas en mi país. Me vine porque el salario es mejor».

Al otro lado del teléfono contesta Jorge Guisado Ferrándiz, que tiene 28 años y es ingeniero de caminos. Trabaja en Ferrovial Agroman y vive en Londres, muy cerca de Westminster. «No tengo miedo. Empieza un periodo de transición y además yo por mi parte estoy bien informado por mi empresa, que ha hecho mucho hincapié en cómo gestionarlo».

En octubre optó al estatus de residente europeo y ahora tiene los mismos derechos de un británico a la hora de trabajar y acceder a la Seguridad Social. «No tengo mucho problema en ese sentido. Lo que no sé es qué va a pasar con el resto», dice al referirse a los que quieran iniciar un futuro ahora en Reino Unido.

«No me gusta que los británicos se vayan de Europa. Pero se adaptarán las leyes a su nueva situación e imagino que estarán estudiando los tratados comerciales con Estados Unidos o China para salir fortalecidos».

Guisado Ferrándiz, de Cáceres, se marchó de España porque no había obra civil. Estuvo en Australia, hasta que recaló en Londres. No es ajeno a la preocupación de los empresarios extremeños. «Ahora tienen tiempo para negociar los impuestos de exportación con Reino Unido. Y espero que lleguen a acuerdos favorables. Supongo que las exportaciones disminuirán porque los ingleses apostarán por recursos propios».

Hablando del ‘brexit’ siempre sale la misma pregunta. ¿Qué similitudes existen con lo que ocurre en España con Cataluña? «Está claro que hay paralelismos. Tengo amigos irlandeses y escoceses que no quieren salir de Europa».

La pacense Cristina Borrego Real, de 32 años, lleva siete en Reino Unido. «Estamos ante una incertidumbre total. Para empezar, la mayoría de personas que han secundado el ‘brexit’ no saben muy bien lo que han votado. Han metido muchas ideas en la cabeza, la más importante ha sido que van a parar la inmigración. Y no han explicado nada sobre cómo se va a proceder una vez que la salida de la UE se haga efectiva».

Optó por este país porque teniendo dos carreras universitarias y dos masters no encontraba trabajo en España. Comenzó cuidando niños. Luego empezó a trabajar en una guardería; ahora es profesora en un colegio de Bath, ciudad donde reside.

«Mis padres quieren que vuelva a España, pero yo no lo tengo muy claro, debido a que no veo una mejoría notable en cuanto a empleo se refiere en mi país natal y creo que la calidad laboral que hay en el Reino Unido es muy superior». No halla paralelismos entre Cataluña y el ‘brexit’: «A fin de cuentas, Reino Unido está abandonando una comunidad formada por un conjunto de países, mientras que Cataluña es una región que pertenece a un país».

Desde Mérida

Javier Angulo Flores, de 28 años, es de Mérida, ciudad a la que vuelve con frecuencia. Ya le han concedido el permiso para residir en el país durante los próximos cinco años y no tendría demasiados problemas burocráticos para quedarse de forma permanente. Con lo del ‘brexit’ siente por un lado alivio, «porque han dado mucha castaña estos años», dice con indudable sentido del humor; por otro incertidumbre sobre el futuro, «no sé qué es peor, una Europa sin el Reino Unido o un Reino Unido sin Europa», se plantea. Y añade: «Ahora se supone que el país tendrá un control más estricto de sus fronteras, pero al fin y al cabo sigo viviendo en una isla (grande, pero una isla), entonces siempre habrá que importar».

Angulo Flores vive en Gales, que tiene un 3% de paro. Reside en una ciudad llamada Cardiff en la que se siente integrado. «Es un lugar habitable y algo aburrido, pero cómodo». Por ser español nunca se ha sentido rechazado. Viajó a este país con la idea de tomarse un año libre y aprender inglés. Empezó a trabajar donde podía y ahora está en una empresa que da soporte técnico a una red de colegios en todo el mundo. «Encontré un buen trabajo y tengo pareja, ella, que es de aquí, pero no descarto volver en el futuro».

A su juicio, la sociedad no está «tan politizada como se cree en España, por lo menos en Gales». Y al preguntarle por Cataluña responde sin reparos: «Se piensa que si sale de España podrá unirse a la Unión Europea, que pregunten a los escoceses cómo va el tema».