Junto con la ganadería, son los cereales de invierno (avena, trigo y cebada) los más afectados por la falta de precipitaciones del otoño y el invierno. Se trata de cultivos con una extensión muy importante en Extremadura --más de 300.000 hectáreas-- y no en vano es el sector que más ayudas comunitarias recibe en la región, unos 120 millones de euros anuales. Desde Asaja se apunta sin rodeos que el cereal de invierno está "completamente arruinado" por la falta de lluvias. La patronal ha cifrado en 24 millones de euros las pérdidas en el cultivo.

Huertas (UPA-UCE) asegura que la situación en el cereal es "muy grave", ya que la planta "está muy débil y no se puede abonar". "Va a haber pérdidas seguras", recalca. En opinión de Bibiano Serrano (Apag), habrá "fuertes pérdidas en el cereal" debido a que la nacencia de la planta ha sido "mala". Del mismo pensamiento es Moreno (Coag), para quien "el cereal está muy mal", aunque considera que si hubiera lluvias ahora podría recuperarse el campo. La falta de agua hace que el ritmo de crecimiento del cereal acumule un retraso de dos meses y medio.