Los familiares de los 62 militares muertos en Turquía cuando regresaban de realizar una misión humanitaria en Afganistán protagonizaron ayer momentos de gran tensión durante el funeral celebrado en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid). Viudas, hermanos y padres de los fallecidos increparon duramente al presidente del Gobierno, José María Aznar, y al titular de Defensa, Federico Trillo, al que exigieron la dimisión.

Las familias responsabilizaron a Trillo del alquiler del avión ucraniano en el que perecieron sus seres queridos. El rey Juan Carlos, que presidía el acto, tuvo que pedir al ministro que se acercara a estrechar la mano de los familiares. La reina Sofía contribuyó a sosegar los ánimos.

Eran las seis de la tarde cuando los Reyes y el príncipe Felipe llegaron a la explanada de la base de Torrejón, en la que habían sido alineados los 62 féretros, cubiertos con la bandera de España. Nada más llegar, los Monarcas y su hijo se dirigieron a dar el pésame a las familias. Tras ellos lo hizo Aznar, acompañado a varios metros de distancia por Trillo y el ministro del Interior, Angel Acebes. Cuando se acercaron se oyó el primer grito: "Asesinos, vosotros tenéis la culpa".

Los gritos se sucedieron: "Gastaos el dinero". También los epítetos dirigidos a los miembros del Gobierno: "El del bigote, cabrón, no sé que hace aquí". Las protestas quedaron ahogadas por los aplausos a los Reyes y al Príncipe. La Reina se mezcló entre los familiares intentando consolarlos. El cordón del personal sanitario no impedía captar sus lágrimas.

El pésame se prolongó durante más de quince minutos y los gritos de protesta más audibles eran "Trillo, dimite", "sinvergüenzas", "mirad qué buenos aviones los que hay ahí", en alusión a los tres Hércules que trasladaron los féretros desde Turquía. Una mujer gritó: "Trillo, por qué no trajiste en esos aviones a los soldados". "Han muerto por dinero", clamó otra voz. Y aún una tercera: "Trillo, tú sí que fuiste en un buen avión".

GESTO DEL REY A TRILLO

El ministro de Defensa, que confesó a sus colaboradores haber pasado el momento más amargo de su vida, se alejó unos metros de la tribuna de los familiares --colocaron sillas para 300 personas y hubo más de 600-- y el Rey le invitó a acercarse a ellos y darles la mano. El Príncipe, en traje de comandante del Ejército del Aire, recibió aplausos. Entre lágrimas, las familias acabaron gritando vivas a los Reyes. Al acabar los pésames se oyeron más gritos. El más suave: "Aznar, vete a la mierda".

La tensión se apaciguó durante el funeral, que fue oficiado por el obispo castrense Juan Manuel Estepa con los arzobispos de Zaragoza, Toledo y Burgos, varios obispos y el secretario de la Conferencia Episcopal, Juan José Asenjo. Pero al acabar las honras fúnebres, una mujer vestida de negro corrió entre los féretros a abrazar el de su ser querido. Gritaba de dolor y desesperación, y fue calmada por militares y sanitarios.

La tensión que se respiraba desaconsejó entregar en mano a los familiares la medalla al mérito militar con distintivo amarillo --sin pensión alguna--. Las condecoraciones fueron colocadas sobre los féretros. El toque de oración, el vuelo de los aviones de la patrulla Aguila tiñendo el aire de humo con los colores de la bandera de España y las salvas de fusilería pusieron fin al homenaje a los que dieron su vida "por llevar paz y ayuda a los que han experimentado el dolor de la guerra", como destacó monseñor Estepa en su homilía.

Los féretros fueron conducidos a hombros por militares al interior de un hangar, donde hubo escenas de gran dolor antes de que fueran introducidos en los furgones que les llevarían a sus lugares de origen.

Al acto asistieron los líderes del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y de IU, Gaspar Llamazares, así como representantes de todos los partidos y presidentes autonómicos como el de Aragón, Marcelino Iglesias.