El inicio del periodo de máxima incidencia de la gripe A no pasará desapercibido, advierten los planes pandémicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La facilidad con que se producirán los contagios y la cifra de nuevos enfermos diarios, imposible de calcular pero cifrada en miles de personas en cualquier ciudad occidental, indicarán que una zona del planeta --el hemisferio norte, en este caso-- ha alcanzado el punto de máxima propagación vírica. Esa fase, descrita y prevista por los epidemiólogos, tendrá una duración de entre 8 y 12 semanas: un trimestre que mantendrá en estado de máxima alerta, y en tensión, a todo el sistema sanitario, en especial a sus trabajadores.

En ese momento, resultará vital que los ciudadanos no se confundan al buscar atención médica, que no acudan a los servicios de urgencias de los hospitales por tener unos grados de fiebre, dicen los médicos. Será fundamental que los centros de asistencia primaria, los hospitales y las consejerías actúen de forma coordenada, indican responsables de esos tres ámbitos.

MAS MASIVA QUE GRAVE "Esperamos que la epidemia sea más masiva que grave, bastante más extensa que las gripes habituales, pero con baja mortalidad", afirma Miquel Vilardell, responsable de Medicina Interna en el Hospital de Vall d´Hebron de Barcelona. "Si los ciudadanos siguen bien los consejos, el sistema podrá absorber el aumento de demanda, de lo contrario, se colapsará".

Aunque el virus A/H1N1 puede sufrir cambios o mutaciones importantes durante el próximo año, el hecho de haber superado una primera pandemia masiva dejará a toda la población ligeramente inmunizada para próximas epidemias invernales, en las que, además, se podrán programar de forma adecuada los planes de vacunación. "Una mutación el A/H1N1 no significará necesariamente que surja un virus más agresivo --advierte un epidemiólogo--. Incluso podría sufrir un cambio que lo hiciera menos contagioso".

Los comités de control de la pandemia estudian fórmulas que reduzcan la transmisión del virus en los ambientes públicos. Al igual que ocurre en numerosos países de Oriente, prevén que se difunda el uso de mascarillas al utilizar esos servicios. Los niños menores de 5 años, fáciles receptores y grandes transmisores de los virus gripales, serán objeto de especial atención médica, al igual que las embarazadas, candidatas a ser vacunadas.