--¿Qué momento atraviesa la agricultura?

--La situación del sector agrícola está afectada por una serie de factores que no controla el propio sector. Hay una gran influencia de aquellas decisiones que se toman en la Unión Europea. En ese sentido, España tiene relativo protagonismo, no alto, y Extremadura menos que el que pudiera tener.

--Entonces, ¿qué influencia pueden tener estas elecciones autonómicas para el futuro del campo extremeño?

--Siendo sincero, el nivel de influencia de los políticos extremeños es muy bajo en esto. Estén unos u otros no creo que cambie y no va a cambiar el futuro porque la disyuntiva es otra. Estas elecciones no son determinantes en eso.

--¿Cuál es por tanto esa disyuntiva a la que se refiere?

--El sector agrícola está expectantes ante la nueva reforma de la política agraria comunitaria de 2013. En ella se va a decidir si va a primar el romanticismo de la agricultura o buscar la productividad. Si la PAC apuesta por la productividad apostará por asegurar el empleo, directo o indirecto. De la otra forma no; con medidas exclusivamente conservacionistas se pierde toda la cadena de producción que va ligada a la agricultura. Nos interesaría como extremeños que en la nueva PAC primara la productividad, para que hubiera mayor riqueza y más empleo. No nos oponemos que esa productividad esté ligada al mantenimiento del medio ambiente, pero un medio ambiente sin producción no tiene vida.

--¿Qué puede hacer el agricultor?

--El agricultor tiene que estar preocupado y tiene que mostrarle a los políticos que sin producción no hay actividad económica y sin actividad económica seremos más pobres.

--¿Entonces tienen más influencia las elecciones europeas en la agricultura que estas próximas autonómicas?

--Tampoco es eso, porque luego estamos hartos de ver decisiones del Parlamento Europeo que luego no tienen el beneplácito del comisario de turno. Además, las decisiones de ese parlamento están también muy condicionadas por los compromisos a nivel mundial.

--Los agricultores de a pie se quejan de la penetración de productos extracomunitarios.

--Llevan razón. La Unión Europea exige el cumplimiento de una serie de requisitos a nuestros productos que luego no se exigen en otros países extracomunitarios, y encima se permite su consumo en España. Saben que es así y no saben cómo poner el cascabel al gato, pero los europeos tienen derecho a saber que están consumiendo un producto que está hecho con elementos no autorizados. Además se trata de países con menos derechos sociales y por tanto con precios más competitivos. Cada vez que traigamos más productos de fuera generaremos más paro aquí.