"Hoy es el primer día del resto de mi vida". Así se pronunciaba Guillermo Fernández Vara minutos después de confirmarse su investidura en sus primeras palabras como presidente de la Junta de Extremadura.

Tras saludar y ser felicitado por decenas de cargos y simpatizantes socialistas --y algunos populares-- Vara se mostraba contento y tranquilo. Tanto que afirmaba: "Nunca en mi vida he estado tan tranquilo como ahora". Y en esa "sensación de enorme tranquilidad" sus primeros recuerdos fueron para el ya expresidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y para su familia. Y dentro de su familia se acordó especialmente de su hija, que durante el Pleno le envió un mensaje contándole que ya tiene las notas del curso... y ahora empiezan las cuentas para ver si puede estudiar Medicina.

Pero todo esto lo dijo tras un Pleno en el que se comprobó por primera vez el efecto que tendrá la desaparición de Izquierda Unida del hemiciclo: duró apenas dos horas.

En ese tiempo la Cámara volvió a registrar, como es habitual, escenas cuando menos curiosas. Como ese peculiar y juvenil apretón de manos que Vara se dió con Ibarra tras su primera intervención. O ese movimiento continuo de diputados y consejeros, e incluso algún alto cargo situado en la tribuna, que no dejaban de pasarle mensajitos a su candidato a presidente para reforzar su discurso y cargarle de argumentos.

Mensajes claros

Entre los más activos destacó el consejero de Economía y Trabajo, Manuel Amigo. Entre los papeles que pasó al ya presidente regional, la prensa alcanzó a ver el título de uno de ellos: "Gas", en clara referencia a las críticas de Floriano sobre la adjudicación del gas.

Mientras Floriano desgranaba su discurso, Fernández Vara continuaba concentrado, apuntando en su estudiantil bloc de cuatro anillas todo lo que se le venía a la mente. Junto a él un teléfono móvil, el discurso de investidura pronunciado el día anterior, el programa electoral del PSOE... y la colaboración constante de Francisco Fuentes.

Tampoco pudo resistir la tentación Rodríguez Ibarra, que al menos en un par de ocasiones se volvió hacia Vara, sentado tras él, para hacerle algún comentario sobre el discurso de Floriano. Fue tan evidente que el líder de la oposición acabó por recriminarle, en tono irónico, sus intervenciones a pesar de que había anunciado que ya no hablaría más en la Asamblea.

Y es que el de ayer fue un día histórico. No sólo se eligió al segundo presidente de la autonomía extremeña, sino que Juan Carlos Rodríguez Ibarra, su predecesor, ocupó por última vez su escaño en el hemiciclo después de 24 años como presidente.

Al final llegó la votación. Evidentemente no hubo sorpresas, pero sí un terrible parcial de 11 votos a 1 que le endosó el PP al PSOE... por caprichos del orden alfabético de sus señorías.

El resultado fue algo más ajustado de lo esperado, 37 a 27 a pesar de que el PSOE logró 38 escaños en las urnas. La causa, la ausencia --justificada-- de la diputada más joven de la Asamblea, la socialista Isabel Gil Rosiña, una estudiante de Magisterio que ayer se enfrentaba a sus exámenes finales.

Una vez proclamado el nuevo presidente, el primer abrazo fue para Ibarra. Pocos segundos después el popular Carlos Floriano cruzaba la Cámara desde su escaño para abrazar al segundo presidente de la historia de la comunidad autónoma. Ayer, cuando quedaban 25 minutos para la una de la tarde, comenzaba la era Vara .