Si seguimos con la empresa es por pura afición, porque de otra manera no se puede explicar". Con esta frase Manuel Acosta, uno de los cuatro amigos y propietarios de la empresa taurina Ruedo de Barros, que lleva algunos meses sin gestionar ninguna plaza a la espera de coger la de Jerez de los Caballeros, resume el impasse que están viviendo con la crisis económica, no ajena al mundo del toreo.

La mala situación financiera global es clave en la caída del número de los festejos taurinos que se vienen celebrando en los últimos años en la región y también en el declive de espectadores, "pero no de la afición", matiza Acosta, al menos en Extremadura.

Lejos de lo que está ocurriendo en otras comunidades como Cataluña, donde los toros viven su último episodio en su plaza más monumental, o Andalucía, donde la crisis ha dado al traste con más de la mitad de los festejos que se venían celebrando en la comunidad, Extremadura aguanta el tirón, aunque muy resentida. Desde el 2007 la actividad taurina ha caído en la región un 20% en conjunto, aunque la peor parte se la han llevado los festejos menores. Becerradas, novilladas sin picadores, corridas mixtas con rejones... han salido mucho peor paradas que las grandes faenas que mueven a las primeras figuras del toreo, y con ellas toda la industria que hay tras el ruedo. Así, mientras que en el 2007 se celebraron 69 festejos de este tipo, el año pasado solo fueron poco más de 20, según los datos del Ministerio de Interior, lo que representa una caída superior al 50%, mientras los populares siguen siendo mayoría, han pasado de más de 700 a 639. Y los festejos mayores, de 149 a 121 en el mismo periodo.

"El problema está en los ayuntamientos que no tienen ni un duro y lo primero que recortan lógicamente es en ocio", cuenta el empresario de Ruedo de Barros mientras reconoce que Almendralejo y Jerez --dos plazas que antes gestionaban-- todavía le adeudan dinero de espectáculos del 2009 en el primer caso y de esta temporada, en el segundo. ¿Y cómo se puede subsistir así en el negocio? "Pues poniendo dinero del propio bolsillo y dedicándonos a otra cosa, porque de esto no podríamos vivir". Por eso, Acosta dice que las empresas modestas, como esta, tienen difícil supervivencia si esto se alarga.

FESTEJOS MAYORES Algo más fácil lo tienen otros empresarios como José Cutiño, que gestiona reconocidas plazas como la de Badajoz, Olivenza o Zafra desde hace más de 15 años y ahora también Almendralejo y Don Benito, entre otras de fuera de la región como Pozoblanco. "En el mundo del toreo se nota el bajón, pero es cierto que en las grandes ferias como la de Olivenza no falta nada". Y es que los festejos mayores, entre los que se incluyen las corridas de toros, de rejones, festivales y novilladas, han caído casi tres veces menos que el resto de actividades y "ahí se nota menos la situación complicada que vive este mundo y que se está resistiendo gracias también al tirón de los importantes toreros extremeños".

La solución para aliviar la situación pasa por adecuar los precios de las entradas, reducir los festejos por feria y seguir ofreciendo carteles de calidad, confiesa el empresario. Su trayectoria también es un aval. "Llevamos más de 20 años y ahora también se recogen frutos, porque en otras comunidades la situación es mucho peor".

Y si los empresarios han tenido que ajustarse a los difíciles tiempos, los ganaderos no han sido menos. "La ganadería ha bajado también sus beneficios porque hace seis años en España se celebraban 1.000 corridas y ahora son 500", aunque reconoce que la calidad y un nombre sigue teniendo su peso. "Las ganaderías buenas, igual que los buenos toreros, no se bajan los pantalones", dice Manuel Acosta, y "siguen teniendo demanda", insiste Cutiño, optimista con el futuro. El problema está en los pequeños espectáculos. Y así lo corroboran dos ganaderos de la región, ninguna ajeno a la crisis, que sitúan la caída de su actividad en más de un 40% desde el 2007. Es el caso de Victorino Martín, que se mueve en plazas de primera y segunda principalmente, donde menos se nota la crisis, "pero se nota". El espera que sea pasajero y asegura que la economía es de lo que adolece el mundo del toro, la prueba está en los festejos menores que están sufriendo mucho por la falta de capital municipal, señala.

Bien lo sabe Jesús Pérez Escudero, otro reconocido ganadero extremeño que se está replanteando el futuro de su ganadería. "Estamos en un momento muy difícil porque nuestros clientes son principalmente los ayuntamientos", pero además su crisis viene también por el cierre del grifo de las entidades financieras. "Yo antes pedía dinero al banco para adelantar los gastos de una feria mientras el ayuntamiento pagaba y me lo concedía,

ahora con lo que me dan no tengo ni para empezar". Por eso este ganadero, se está planteando dejar de criar reses, pese a que lleva toda la vida en ello. De momento, dice que esperará un año de transición "a ver si esto mejora", porque ya ha tenido que bajar sus precios alrededor de un 30% para seguir vendiendo para las capeas, lo que más le gusta. "Antes en pueblos como Coria o Moraleja un toro se vendía por 3.000 euros, ahora poco más de 2.000", dice. Y eso pese a su larga trayectoria, reconocida, y a la bravura de sus toros Santa Coloma, señala el ganadero mientras recuerda que la primera becerra que toreó José Tomás era suya.

Pérez Escudero, critica además que toreros, empresas y ganaderos tienen que ajustar sus precios para seguir subsistiendo, "pero no lo hace la administración que exige mucho. Al final somos nosotros mismos los que estamos subvencionando la fiesta". Una fiesta que de la única crisis que adolece es la económica dice. "La prueba está en que cualquier festejo gratuito se llena de público, si hay que pagar ahora la gente se lo piensa más".

"EL MEJOR MOMENTO" Pese a la crisis económica y el declive de los festejos, Cutiño asegura que Extremadura "goza de su mejor momento taurino", con gran nivel de ganaderías, toreros de prestigio y ferias de las más importantes del país". Y lo que parece más importante, "todo ello genera movimiento y es fuente de riqueza importante en una región", comenta.

Sobre la prohibición de los toros en Cataluña, Cutiño asegura que esto "ha generado un movimiento todavía más a favor de la fiesta y aquí tendrá beneficios", dice al tiempo que reconoce que una posible unión de los sectores implicados en esta industria podría haber frenado la crisis que ahora se vive en Cataluña. "Hemos hecho la guerra por nuestro lado". Lo mismo opina el director del Patronato de Tauromaquia de Badajoz, Luis Reina, que ha actuado nueve veces en la mítica Monumental. "La culpa no es solo de los antitaurinos, nuestra desunión y la política están también detrás.".

Reina conoce bien la situación que vive el mundo del toro, especialmente en pequeñas plazas, las que más se están resintiendo. "Está habiendo muchos menos festejos y cuesta más mantener la afición, pero eso no se puede usar como arma arrojadiza para cargar contra una tradición". Por eso dice que el principal problema de esta industria es económico, la falta de liquidez de los organizadores de los evento y del público en general. Por lo demás, sostiene que el interés por la fiesta sigue muy vivo. Basta un ejemplo: la Escuela Taurina de Badajoz, la única de la región, tiene más alumnos que nunca. "Cada año va a más y ya hay 70 jóvenes de entre 8 y 20 años formándose. Creo que somos la escuela del país con más alumnos y mejores resultados". "Quizás no todos sean matadores, pero defenderán la fiesta y son caldo de cultivo esencial". Por ello insiste, como el resto, que la crisis es económica y no de afición, y critica un "excesivo proteccionismo animal que se les está inculcando a los jóvenes", confiesa.