Aziz y Fatiha Daakouri proceden de Settat, una población ubicada a 72 kilómteros de Casablanca, en Marruecos. Viven en Almendralejo y como tantos otros musulmanes en Extremadura desde el pasado día 15 de octubre celebran el Ramadán en la región. Fatiha y Aziz son hermanos. Ella tiene 40 años y desde los 23 está en España.

El llegó a la península hace sólo 3 años y tiene 28. Trabaja en la venta ambulante en los mercadillos. Para Aziz un día cualquiera comienza a las 5.30 horas cuando sale de su casa a trabajar. Durante el mes que dura el Ramadán, a esa misma hora realiza su primera comida del día. Una especie de desayuno compuesto por fruta, yogures, leche y galletas. A partir de ahí comienza una jornada de trabajo en la que Aziz Daakouri no podrá beber, comer, fumar, ni practicar sexo durante el día, "sólo está permitido trabajar", afirma.

Su hermana, que no madruga tanto, no toma la comida de las 5.30 horas. Ella se espera a que se marche el sol para realizar el almuerzo más consistente de la jornada durante el Ramadán. Tiene lugar a las 18.45 horas y está formado por fruta, dátiles, tortas de pan, verduras y zumos. A la 1.00 horas tiene lugar la tercera comida en la que toman carnes a la brasa (de todo tipo a excepción del cerdo que los musulmanes no pueden comer) o sopas de verdura.

Los rezos islámicos

Con la comida de la media noche, finalizan las tres que los musulmanes realizan habitualmente durante el mes que dura el Ramadán. Al margen, deben continuar con sus sesiones de rezos diarias. Aziz y Fatiha rezan durante los días del Ramadán las mismas veces que en el resto del año, es decir, cinco. Donde sí se nota la diferencia es en la mezquita.

Aziz acude al centro de rezos islámicos que hay en Almendralejo en la calle San Marcos. Fatiha no asiste a esta mezquita ya que las mujeres deben realizar sus rezos en casa. De 21.00 a 22.30 horas, unos cuarenta hombres rezan y leen versículos del Corán en una mezquita que es un local de 500 metros cuadrados y que tiene, en una de sus paredes, una puerta pintada sobre el tabique que está orientado a la Meca. "Este año, son menos los que van a rezar --dice Aziz--, muchos compañeros están trabajando en la recolección de la aceituna y prefieren rezar en sus casas para descansar". En estas sesiones, los musulmanes de Almendralejo aprovechan para explicar algunos versículos del Corán y rezar.

Pero el Ramadán no es sólo abstinencia y rezo. Los musulmanes deben comportarse durante estos días de una forma solidaria con los demás, no pueden mentir ni pecar. "En una palabra, hay que ser buenos para purificarnos", dice Fatiha, para quien el Ramadán es precisamente eso, la purificación de los cuerpos.

De todos modos, ella reconoce que el Ramadán es duro. "Son muchas horas sin comer y sin beber y puede parecer algo complicado, pero debemos hacerlo". Por esa dureza, no todos los musulmanes están obligados a realizar esta celebración religiosa. Los ancianos, los embarazadas que estén en los tres primeros meses o en los tres últimos de gestación, los enfermos, las mujeres que tengan el periodo, las personas que hagan un viaje de más de 300 kilómetros y los niños están libres de hacer el Ramadán.

La edad de iniciación en los jóvenes es la adolescencia y en las niñas este inicio en el Ramadán viene marcado por la primera menstruación, según explica Fatiha. No hacerlo por alguna justificación que no sean las anteriormente citadas se considera entre los musulmanes como uno de los pecados más graves dentro de sus creencias religiosa.

Aunque son muchos los musulmanes que celebran el Ramadán en la región, aún sigue causando curiosidad entre los extremeños. Aziz reconoce que la gente comprende y respeta sus creencias religiosas. "Supongo que les llama la atención nuestras costumbres al igual que a nosotros nos resulta curiosa la Semana Santa". Tanto Aziz como Fatiha reconocen que les gustaría celebrar el Ramadán en su país porque. "En Marruecos se vive con más intensidad al estar rodeado de amigos y familiares, aquí sales a la calle y ves a la gente fumando o en un bar ya que no están haciendo el Ramadán", dice Fatiha.

Así vive un musulmán durante el mes del Ramadán y tras el cual encontrarán la purificación.