La industria nuclear ha apostado por Asia para mantener vivo el sector tras el indudable parón experimentado en las dos últimas dos décadas en Europa e incluso en EEUU. De las 26 plantas en construcción en el mundo, sólo una está en la Unión Europea. Otra está prevista. Las obras avanzan a buen ritmo en Finlandia para que el nuevo reactor de Olkiluoto se convierta en el 2009 en el primero de Europa de la llamada tercera generación, y también Francia tiene previsto inaugurar en el 2012 una central similar en Flamanville. Pero los restantes miembros de la UE no tienen en cartera ninguna nueva central y varios (Alemania, Suecia, Países Bajos, Bélgica) han anunciado el cierre total, aunque ciertamente con un calendario mucho más lento de lo que estaba previsto. Alemania, en cualquier caso, ya ha clausurado los seis reactores existentes en la antigua RDA y desde hace 30 años no construye ninguno. Del resto, el Gobierno británico, acuciado por el agotamiento de los pozos del Mar del Norte, es el más proclive a la nuclear.

El mayor empuje mundial procede de China, con un crecimiento desbocado de su economía, que ya cuenta con nueve plantas y construirá otras 20 en 10 años.