La firma canadiense Mawson Resources ha comunicado su interés por explorar las posibilidades de las antiguas minas de uranio ubicadas en la finca Cabra Baja, entre Zahínos y Villanueva del Fresno. Según el comunicado de la empresa, la compañía pretende obtener un permiso de investigación sobre 8.561 hectáreas, en una franja de terreno de 3,5 kilómetros.

Según las primeras apreciaciones realizadas por Mawson, la finca extremeña presenta un perfil mineralógico único, por la presencia de davidita, un óxido de uranio y titanio, asociado a contenidos de cromo, vanadio y otros elementos, lo que sugeriría que el yacimiento cuenta con el mayor potencial de uranio de España.

Estas estimaciones fijan la reserva de mineral de uranio en Cabra Baja en unas 65.000 toneladas, con un 0,15% de riqueza, lo que constituye un porcentage muy elevado de metal en la roca.

Fuentes de la empresa se limitaron a explicar a EL PERIODICO que aún es muy pronto para hablar de cualquier tipo de actuación concreta, toda vez que ni siquiera han empezado los trabajos sobre el terreno. En este sentido, el comunicado oficial de Mawson señala que se están comprobando los datos históricos sobre la mina antes de dar cualquier otro paso.

En todo caso, el "interés" por el yacimiento es de momento una simple declaración de intenciones, ya que desde la Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente se ha apuntado que no existe constancia de que nadie haya pedido un permiso de investigación para esta zona.

Esta mina estuvo en explotación a cargo de la antigua Junta de Energía Nuclear (JEN) hasta hace algo más de 30 años. Posteriormente, tras ser abandonada, la Empresa Nacional de Uranio (ENUSA) procedió a su clausura, sellado y regeneración de los terrenos.

TAMBIEN EN DON BENITO El interés de la firma canadiense por el uranio extremeño no se limita a Cabra Baja.

Hace seis meses, la misma empresa anunciaba su intención de explorar las posibilidades de reabrir las minas de uranio de la zona de Don Benito y La Haba.

Así, en junio del 2007 depositaba la garantía requerida por la Junta para iniciar los trabajos de exploración. La zona a analizar en este caso es un corredor diez veces mayor que el de Cabra Baja, con una superficie de 17.000 hectáreas y donde se supone que existen aún 2.532 toneladas de uranio, si bien su pureza es algo inferior a la de la zona de Zahínos, con un 0,12%.

También en este caso la empresa parte de datos de estudios históricos, que según se cree son bastante acertados, para luego poner en marcha la exploración sobre el terreno y tomar la decisión.

Aunque en su día el director general y consejero delegado de Mawson, Michael Hudson, señaló que a principios del 2008 todo el periodo de tramitación previa habría concluído y se iniciarían las operaciones en la zona, lo cierto es que desde el Ejecutivo extremeño se ha señalado que la petición de autorización aún no ha sido resuelta.

Al margen de los yacimientos extremeños Mawson tiene planes de explotación de uranio muy avanzados en Ciudad Rodrigo (Salamanca), Suecia, Finlandia y otros puntos del norte de Europa.

URANIO EN CACERES De cualquier modo, los planes de Mawson para explotar el uranio en Extremadura no son los únicos. De hecho se puede decir que otra firma foránea, Berkeley, ubicada en Australia, a través de su filial Minera del Río Alagón, le ha tomado la delantera.

Esta firma tiene concedidos tres permisos de investigación para minas de uranio, todos en la provincia de Cáceres, según confirmó la Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente. Por el momento, estas autorizaciones son las únicas vigentes para mineral de uranio en la Comunidad Extremeña.

Así, figura el emplazamiento denominado Quejigo, que abarca una superficie de más de 8.600 hectáreas, y toca los términos municipales de Acehúche, Ceclavín y Portezuelo.

Igualmente, la misma empresa tiene autorización para la zona denominada Olmos, de 8.200 hectáreas en los municipios de Arroyo de la Luz, Brozas, Casar de Cáceres, Garrovillas y Navas del Madroño.

Finalmente, cuenta con autorización para analizar el paraje Almendro, de 8.500 hectáreas en los términos de Bohonal de Ibor, Castañar de Ibor, Garvín, Peraleda de San Román, Valdelacasa de Tajo y Villar del Pedroso.

Estos permisos tienen una vigencia de tres años, en los cuales la empresa debe valorar si le merece la pena acometer la explotación de la mina o no es rentable, momento en el cuál debe comunicarlo a la Junta.

Por ello, la posible reapertura de minas de uranio en Extremadura es una cuestión que aún se demorará bastante tiempo.