NACIO EN BADAJOZ EN 1956 FORMACION DOCTOR EN MEDICINA Y PSIQUIATRIA

CARGO COORDINADOR DE LA UNIDAD DE SALUD MENTAL Y DE LA DE TRASTORNOS ALIMENTARIOS DEL COMPLEJO HOSPITALARIO UNIVERSITARIO DE BADAJOZ Y PROFESOR DE PSIQUIATRIA DE LA UEX

Francisco Vaz está al frente de la Unidad de Trastornos Alimentarios de Badajoz (la única de la región, hasta que se ponga en marcha la cacereña) desde su creación a finales del 2000. A punto de cumplir siete años desde su primera consulta, hace balance de su funcionamiento.

--¿Qué tipo de atención proporciona la Unidad de Trastornos Alimentarios?

--Somos una unidad especializada de tercer nivel, lo que significa que los pacientes con trastornos de alimentación siguen un circuito que va desde consultas de atención primaria a unidades de salud mental y de allí nos derivan los que necesitan un tratamiento específico.

--¿Cómo son los tratamientos?

--Tienen varios niveles. Inicialmente, se hace una evaluación del paciente en la que se tienen en cuenta muchos parámetros; se detecta el problema, se hace una valoración psicopatológica, analítica, pruebas para determinar las complicaciones físicas y el estado nutricional, evaluación del entorno familiar... Por tanto, se trata de un tratamiento de carácter multidisciplinar en el que intervienen psiquiatras, psicólogos, enfermeros y un trabajador social.

--¿Cuántos casos tratan?

--Aproximadamente, 250 pacientes al mes, pero la mayoría no son casos nuevos, sino que acuden a consultas periódicas.

--¿Hay un perfil del paciente?

--Normalmente son chicas jóvenes, de entre 18 y 25 años, aunque hay excepciones. Suelen estar estudiando y ser solteras. Además, las pacientes con anorexia tienden a ser más jóvenes que las que padecen bulimia.

--¿La prevalencia es menor en los hombres?

--Sí, pero cuando ellos tienen problemas alimentarios, suelen ser más graves. Según se estima, hay un caso por cada diez en mujeres, en nuestro caso sería uno por cada 30 o 40 chicas.

--¿Cómo evolucionan estas patologías?

--La cifra de casos se ha estabilizado, después de una época en que aumentó mucho. También es verdad que cuando abrimos la unidad recibíamos pacientes que no tenían tratamiento, por lo que nos iban llegando los que se iban detectando más todos los que estaban identificados sin tratar.

--¿Cuánto tiempo suelen durar los tratamientos?

--Depende del caso; intentamos hacer un seguimiento durante varios años. Pero un paciente grave requiere al menos cinco años de tratamiento.

--¿Son frecuentes las recaídas?

--Sí, por eso es vital el seguimiento a largo plazo. De hecho, una parte del tratamiento va encaminada a prevenir esto y uno de nuestros principales consejos es que contacten con nosotros lo antes posible.

--¿Hay suficientes recursos de Extremadura para responder a todos estos casos?

--Siempre hay que intentar conseguir más, porque no tenemos resuelto el tema de la hospitalización. Sí que es verdad que son muy poquitos los pacientes que tienen que ser hospitalizados, pero cuando tenemos que hacerlo nos vemos obligados a recurrir a centros de fuera de la comunidad, con el problema que eso supone para la familia. Son recursos que nos faltan.

--Imagino que esos son algunos de sus retos de futuro.

--Claro. Y una vez que esté bien cubierto ese nivel, también hay que trabajar para fomentar la prevención, no solo primaria (evitar que ocurra) sino secundaria (detectar cuanto antes los casos). Además, estamos trabajando en investigación, llevando a cabo uno de los primeros estudios sobre reactividad inmunológica en pacientes con trastornos alimentarios, es decir, cómo pueden estas patologías afectar a sus defensas.