El fuego que estos días arrasa a Extremadura también ha dejado una huella negra en los huertos y viñedos de Cilleros, un pueblo de la Sierra de Gata de unos 1.900 habitantes. Afortunadamente, el fácil acceso al terreno y el trabajo en unión de los medios terrestres y aéreos junto con la encomiable colaboración de los vecinos permitió el domingo sofocar el fuego de forma más o menos rápida. "Salían llamas de un metro, las estuvimos apagando con escobas y con todo lo que podíamos. A las nueve de la noche el fuego ya estaba apagado, por suerte en nuestro término no ha sido muy perjudicial", comentaba ayer Angel Ramajo con la mirada puesta en una enorme nube que asomaba a lo lejos como un volcán en erupción entre los montes de Las Hurdes.

Con la impotencia de no poder hacer nada para ayudar a sus vecinos hurdanos, Ramajo, que reside y trabaja en Cilleros, aseguró que en el pueblo, "apenas una quincena de vecinos se han visto afectados por las llamas que llegaron desde la Sierra de Santa Olalla y arrasaron varias fincas particulares en Cilleros", explicó. Entre éstas, la de su tío Modesto Rivero, que ayer no se encontraba en la finca ubicada en Las Peñas Gordas, pero que ya conoce los importantes daños causados por el incendio del fin de semana. "Es una hectárea de pinares y prácticamente está toda quemada, lo que le puede suponer cerca de 3.000 euros", detalló Angel mientras echaba tierra sobre una brasa de la que aún salía humo.