Entre 4.500 y 9.000 toneladas de fuel vertidas, casi 300 kilómetros de costa afectados, el 30% de las aves marinas coruñesas en peligro de muerte. Los números sobre la catástrofe del Prestige son cada vez más estremecedores. Nuevas manchas de fuel han llegado a las costas gallegas procedentes de los primeros vertidos o, como sucedió ayer en la ría de Muros, fruto del definitivo hundimiento en mar abierto. Autoridades y pescadores intentan contenerlas, en una tarea dura a la que se han sumado voluntarios civiles.

También se acercan a la zona las máximas autoridades. Ayer le tocó al ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, quien informó sobre el aumento de zonas afectadas: 295 kilómetros de litoral, con una superficie total de 6,5 millones de metros cuadrados, y 90 playas, de las cuales 40 están inutilizadas.

FINAL IMPREVISIBLE

Además, realizó la primera valoración oficial sobre los daños: entre La Coruña y Finisterre, el tramo directamente damnificado por la marea de fuel, ascienden a 42 millones de euros (7.000 millones de pesetas). De momento, porque advirtió de que "el final está todavía por ver". Matas es optimista y cree que las labores de limpieza serán tan eficaces que, si la cosa no cambia, la costa "volverá a ser la que era" en seis meses o seis meses y medio.

Mientras tanto, la Xunta ha vuelto a ampliar la prohibición de pesca a las nuevas zonas afectadas, con lo que el número de pescadores y marineros con derecho a ayudas se estima en más de 2.000, según datos oficiales, aunque los sindicatos hablan de unos 5.000. Además, el Ejecutivo estudia medidas para los que resultan indirectamente afectados.

La meteorología no invita al optimismo. El viento sopla hacia tierra y se prevé un temporal que podría traer más manchas hacia la costa y afectar a nuevas áreas.

El ministro de Justicia, José María Michavila, anunció que la Abogacía del Estado va a "impulsar acciones legales" para determinar las causas del naufragio, la cuantía de los daños y para identificar a los perjudicados. El Gobierno, con esos "parámetros", exigirá responsabilidades y reclamará las indemnizaciones.

Los mariscadores de la ría de Noia (Pontevedra) apuraron ayer la recogida del berberecho ante el temor de que se acerque la marea negra. La Xunta dio permiso para que se pudieran extraer cantidades muy superiores a las fijadas. "Recogemos todo lo que podemos por miedo a que de un día para otro no podamos volver a mariscar", dijo un mariscador.