Sadam Husein está librando una lucha asimétrica", explicó ayer el general Benjamin Freakly, comandante adjunto de la poderosa 101 División Aerotransportada de Estados Unidos. "Esto no es un combate de tanque contra tanque", aseguró el general.

En otras palabras, las fuerzas iraquís han recurrido a la guerra de guerrillas, casa por casa, para hostigar a las tropas invasoras desde la retaguardia, al tiempo que se enfrentan al muy superior armamento norteamericano empleando armas ligeras, y confiando en las emboscadas y el engaño con el objetivo de causar un número de víctimas más elevado del que están dispuestos a aceptar los mandos de Estados Unidos y del Reino Unido. Esta táctica iraquí explica por qué siguen surgiendo focos de resistencia en localidades que supuestamente fueron conquistadas en la primera jornada de invasión y cómo logran detener en su avance a las columnas mecanizadas de la US Army sin hacerles frente frontalmente en términos militares.

OBJETIVO VITAL, BAGDAD

Mientras los estrategas del Pentágono ordenan acelerar la cabalgada hacia Bagdad, las milicias del partido Baaz y las unidades de élite de la Guardia Republicana se limitan a hostigar a los ejércitos atacantes cuando tratan de cruzar el río Eufrates hacia la planicie central que lleva hasta la capital. El primer ministro británico, Tony Blair, admitió ayer en la Cámara de los Comunes que el "objetivo vital" de la coalición anglo-norteamericana era alcanzar Bagdad lo más rápidamente posible.

"Las fuerzas de la coalición que encabeza el Quinto Cuerpo Americano están en su camino a Bagdad --afirmó Blair--. Mientras hablamos, están a 60 millas (90 kilometros) al sur de Bagdad, junto a Kerbala. A poca distancia de allí se encontrarán con la División Medina de la Guardia Republicana. Ese será el momento crucial", concluyó el premier británico.

Pero los sucesos no fueron exactamente así, porque lo que ocurrió es que los 32 helicópteros de ataque Apache que pretendían ablandar a la División Medina cayeron en una curiosa emboscada junto a Kerbala. "Entramos en un avispero, en el que recibíamos disparos de armas ligeras y fuego antiaéreo desde todos lados", relató después uno de los pilotos. Cada aparato sufrió entre 15 y 20 impactos, y dos de los sofisticados Apache tuvieron que tomar tierra. Una de las tripulaciones pudo ser rescatada, pero los dos pilotos de la otra nave cayeron prisioneros.

AVANCE "ESPECTACULAR"

Después comenzaría la batalla mediática, en la que Irak proclamaba que simples campesinos armados habían derribado los dos aparatos y el propio comandante en jefe de las fuerzas de Estados Unidos en el golfo Pérsico, general Tommy Franks, comparecía inesperadamente ante la prensa para negar ese extremo y aseverar que la invasión iba mejor que nunca. Según Franks, la resistencia iraquí es "esporádica" y "las formaciones terrestres principales continúan avanzando de forma espectacular hacia nuestros objetivos".

La realidad también era diferente en este caso. Según los relatos de los periodistas que acompañaban a las unidades militares, las fuerzas norteamericanas estaban empantanadas en los tres puntos por los que trataban de cruzar el Eufrates: Nasiriya, Najaf y Kerbala. En la primera, ni siquiera podían asegurar el control de los dos puentes que teóricamente habían conquistado el día anterior --a costa de un elevado número de muertos y prisioneros--, puesto que seguían siendo acosadas por fuego enemigo desde la ciudad.

Igualmente, en la población portuaria de Um Qasar --conquistada en las primeras horas de la invasión-- aún resistía un núcleo duro de un centenar de combatientes, según admitió el capitán de marines norteamericano Rick Crevier. Y los marines británicos sufrieron su primera víctima mortal en las afueras de la cercana ciudad de Basora --también supuestamente rendida--, cuando aparecieron de pronto soldados iraquís que habían permanecido escondidos en edificios abandonados.

CAMBIO DE ESTRATEGIA

La Casa Blanca acusa a los soldados iraquís de protegerse en zonas urbanas, utilizando a la población civil como escudo, pero la verdad es que ellos son los que están siendo atacados, y es lógico y previsible que se defiendan como puedan. El propio Sadam apareció ayer en televisión para llamar a la resistencia por todos los medios, y demostrar que aún sigue con vida y buena salud, a pesar de las insistentes anuncios desde Estados Unidos de que estaba herido o muerto.

Y el ataque contra los helicópteros Apache --además de poner a más prisioneros norteamericanos en poder de Sadam-- ha sorprendido a los jefes del Pentágono, que tendrán que variar la estrategia con la que pretendían destruir las divisiones acorazadas de la Guardia Republicana que defienden Bagdad.

Porque todas las desgracias que están aquejando a las tropas invasoras se han producido sin que se librase ningún combate de auténtica envergadura contra fuerzas regulares del Ejército iraquí. Así que son de temer calamidades mucho mayores cuando se dispute la gran batalla de Bagdad.