Aquí hay más gente trabajando que un día normal". Puede sonar a broma, pero es lo que se escuchó ayer en las dependencias de uno de los organismos públicos de Extremadura, donde la huelga de funcionarios en contra del recorte de sus salarios tuvo en general una escasa repercusión. Quien la pronunció, insinuaba que incluso algunos empleados públicos permanecieron en sus puestos más tiempo del habitual, por si había recuentos. Quizá sea un caso exagerado, pero lo cierto es que los sindicatos no lograron ayer una movilización masiva de los extremeños que trabajan para las administraciones.

No lo reflejan así, sin embargo, los datos de participación difundidos por estas organizaciones, que la situaron en el 73% en la comunidad. Como es habitual, dicha estimación difiere mucho de las ofrecidas por las administraciones --tanto central como regional y entes locales--, que redujeron en gran medida este índice hasta el punto de que en pocos casos superó el 10%. De cualquier modo, la sensación general fue la de una escasa participación en la huelga, con centros de trabajo con el 100% de la plantilla o en los que faltaban pocos trabajadores.

Limitada fue también la afluencia a las concentraciones y manifestaciones organizadas por los sindicatos. En el caso de Mérida, la ciudad funcionarial por excelencia de la región, apenas unas 300 personas acompañaron a los líderes sindicales --Julián Carretero (CCOO), Francisco Capilla (UGT) y Jesús Fernández (vicepresidente de CSI-F)-- en la protesta convocada ante la sede de la Presidencia de la Junta al mediodía, a la misma hora en que se produjeron encuentros similares en todas las principales ciudades extremeñas (congregando a más de medio millar en Badajoz y otras tantas en Cáceres) y las localidades más grandes de cada comarca.

AUTOCRITICA Y PREOCUPACION Aunque sus datos de seguimiento del paro están muy por encima de los proporcionados por las administraciones, los responsables autonómicos de los sindicatos convocantes reconocieron una cierta necesidad de autocrítica por no estar sabiendo transmitir a los trabajadores la necesidad de movilizarse contra las "agresiones" a sus derechos, así como la preocupación porque estas puedan agravarse precisamente alentadas por esa falta de respuesta. Fue el análisis que hizo el secretario regional de CCOO, Julián Carretero, que no obstante consideró "adecuado" el respaldo logrado y felicitó a los participantes en la huelga por defender no solo sus intereses y derechos, sino los de todos los trabajadores, por ser su trabajo un servicio que cobramos , como beneficiarios del mismo, todos.

Para su homólogo en UGT, Francisco Capilla, el seguimiento de la huelga fue lo suficientemente importante para demostrar el "rechazo total y absoluto a las medidas de recorte del Gobierno" de los empleados públicos, que añadió que han sido estériles para lo que se pretendía: contentar a los mercados. A su juicio, estos son "insaciables" y deberían dejar de marcar la ruta política de los Ejecutivos europeos y abogó por coordinar las movilizaciones a nivel de la UE, ya que todos los estados se están viendo afectados, avanzando que hay una primera convocatoria para septiembre en Bruselas.

Por su parte, desde CSI-F, tanto el vicepresidente, Jesús Fernández, como el presidente, José Fernández, incidieron en recordar --como habían advertido el día previo-- que muchos trabajadores apoyaban la huelga, pero no lo habían podido secundar por su coste económico. "Este mes tendrán que sufrir el primer recorte del sueldo al tiempo y, aunque su trabajo estable, muchas veces protagonizan situaciones complicadas", defendieron.

NORMALIDAD Para la Junta, sin embargo, el respaldo de la huelga demuestra la "responsabilidad" de los empleados públicos. Así lo manifestó, tras dar un avance del seguimiento de la huelga --que luego se cerró en el 10,74%-- y destacar ante todo la "normalidad" de la jornada, el consejero de Administración Pública y Hacienda, Angel Franco, quien aseguró que "aún habiendo sentido que la solución a los problemas financieros presupuestarios y financieros de España pasa por reducirles el sueldo, están siendo corresponsables con ese objetivo".

Por su parte, la Delegación del Gobierno de Extremadura situó el respaldo en un 6,46% entre los funcionarios estatales --sin contar la Agencia Tributaria-- y varios ayuntamientos lo cifraron por debajo del 10%, muy por debajo de la estimación de los sindicatos (59,9% en la Administración nacional y 85% en las locales). En general, la jornada se desarrolló con completa normalidad y los piquetes desarrollaron su labor sin que trascendieran ningún incidente importante.

Finalmente, más de 5.000 personas en total acudieron a las marchas convocadas como cierre de la movilización en Cáceres y Badajoz, informan F. León y G. Moral. En el caso de la capital pacense, los dirigentes de CCOO, UGT y CSI-F estuvieron acompañados por más de 2.000 manifestantes, que se desplazaron tras una gran pancarta que rezaba: "No a los recortes salariales y sociales. Movilízate".

El mismo lema encabezó la protesta cacereña, en la que se reunieron en torno a 4.000 personas más las que se fueron sumando durante el recorrido, según los organizadores. A las ya casi tradicionales consignas "Zapatero embustero" y "Zapatero dimisión" --que también sonaron en Badajoz--, pudieron escucharse versiones más regionales como "Vara, torero, no seas peón de Zapatero". Además, se instó a los pensionistas a sumarse, con alguno de ellos incluso portando alguna pancarta.

En ambos casos y al igual que en las concentraciones matutinas, junto a los convocantes marcharon miembros del Sindicato Unificado de la Policía o de la Asociación Unificada de la Guardia Civil, aunque estos cuerpos, por ley, no pueden hacer huelga. Asimismo, hubo miembros de IU repartiendo folletos contra el Gobierno central o sindicatos independientes con sus propias pancartas, como PIDE en Cáceres.

Ya en la concentración del mediodía en Mérida, pudo verse a un grupo de jóvenes con una singular pancarta: "Huelga sí, sindicatos no". Según explicaron dos de ellos, Antonio Morán y Luis Bermejo, se trata de un grupo de profesores desencantados con la actitud de los sindicatos, que consideran excesivamente benévola con el Gobierno, lo que les ha llevado, a su juicio, a convocar esta huelga tarde. "¿Para qué sirve ya? Es un paripé", criticó Bermejo poniendo voz a otro de los motivos que están detrás de la falta de seguimiento de la movilización: la decepción con las fuerzas sindicales.

Estas, en todo caso, se mostraron satisfechas con el resultado de la movilización, si bien la opción de convocar una huelga general --con la que aún ayer amenazó Capilla si no se llega a un acuerdo sobre la reforma laboral-- parece difuminarse tras la limitada repercusión del paro de ayer. Entretanto, parece buen momento para esa autocrítica a la que abría la puerta Carretero para analizar si la falta de movilización ante los recortes se debe de verdad a la responsabilidad de la que hablaba la Junta o más bien a la apatía.