Pese a ser el combustible más barato, la continua subida del precio del petróleo también está afectando al biodiésel, el llamado gasóleo verde , una mezcla entre aceites vegetales y diésel. Los expertos apuntan que casi toda Europa, primera consumidora mundial de gasóleo, se ha visto afectada por las exportaciones norteamericanas, que comenzaron en el 2006 y se asentaron en el 2007. Tal es así que la Asociación Europea de Biodiésel solicitó el pasado año a la Comisión Europea la aprobación de medidas arancelarias defensivas que salvaguarden sus intereses.

A todo esto se añade los mayores costes de producción del biocombustible sobre los de la gasolina y el gasoil. El resultado, que algunas plantas europeas están perdiendo dinero. Aún así, el biodiésel es más barato que los demás carburantes tradicionales y la razón es muy sencilla: "Está exento de impuestos hasta el año 2012", aclara Lorenzo Florencio, responsable de la empresa Iberdoex, una de las que más biodiésel vende en Extremadura y que estudia la rentabilidad para abrir una planta de este tipo en Mérida. Está exento del impuesto de hidrocarburos, pero su comercialización sí está sometida al impuesto de ventas minoristas de hidrocarburos (IVMH).

Ante esta situación, las empresas buscan materias primas más baratas para producir la producción de biodiésel, y alguna de las más importantes investiga si una solución puede ser la utilización de algas, mucho más baratas de cultivar y con propiedades para absorber grandes cantidades de CO2.