Según los presupuestos del SES para el 2005, el gasto en medicamentos alcanzará los 285 millones de euros, casi 50.000 millones de las antiguas pesetas, y un 41% más que en el 2001. De seguir así esta progresión, los responsables sanitarios extremeños ya advierten que el sistema público tiene fecha de caducidad: en el 2029, todo el presupuesto de Sanidad tendría que destinarse a pagar las medicinas, ya que el coste de esta factura habrá ido comiéndose los incrementos de los fondos sanitarios.

Hasta ahora, las medidas tomadas --potenciación de los genéricos o precio máximo de algunos grupos terapéuticos, entre otras-- han logrado contener algo las desorbitadas subidas, que han pasado de un 15% anual a en torno al 8%. Sin embargo, no es suficiente.

De hecho, para todo el ejercicio actual, el SES tenía previsto gastar 264,4 millones, y en los diez primeros meses la factura en fármacos ya era de 220 millones, lo que supone que, al ritmo normal de gasto, se irá a los 270 millones.

Según el análisis realizado por los farmacéuticos el pasado año, en la subida de la factura influyen varios factores. Por un lado, estaría la evidencia de que las medicinas son cada vez más eficaces y tienen menos efectos secundarios, lo que supone mayores costes de investigación, que repercuten en su precio. Esto se refleja en el incremento del gasto medio por receta, que ha pasado de 13,12 euros a 13,55 euros en sólo un año.

Por otro, la mayor esperanza de vida ha hecho que actualmente los pensionistas, que suponen el 28% de los extremeños, originen el 90% del gasto, pues no pagan parte alguna de los medicamentos y suelen ser el grupo de población que padece más enfermedades crónicas.

Finalmente, y como proceso emergente, se apunta a la presencia creciente de inmigrantes, cuyo estado de salud, debido a la situación sanitaria de sus países de origen, es peor, lo que repercute en el sistema sanitario que les acoge.