La pandemia de gripe A puede pasar a la historia más por la polémica generada que por sus consecuencias. Resumir qué ha pasado es bastante complejo. Casi imposible en una colaboración periodística de poco espacio solicitada con premura. Se intenta.

¿Es realmente nuevo el virus A/H1N1? Sí. El virus, ya plenamente identificado por los investigadores, es nuevo si bien su material genético proviene de los seres humanos, los cerdos y las aves. Es la novedad la que asustó, con razón, a las autoridades y a los profesionales implicados.

El virus ha demostrado un determinado comportamiento epidemiológico (muy contagioso) y clínico (poco agresivo para la mayoría de los infectados). A la luz de la historia de la gripe, una de las enfermedades más devastadoras e imprevisibles, se comprende el paso de la alerta a la alarma.

¿Han actuado correctamente las autoridades sanitarias? En general sí. La OMS, el ministerio de sanidad español y la Junta de Extremadura. Ante una amenaza de tal calibre, toda precaución es poca. Tomar decisiones antes de ocurrir las cosas no es fácil. Tomarlas a toro pasado no sirve.

En su momento, ya dijimos que tal vez algunos funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) deberían ser más prudentes. Pero tratamos de entender que el desmadre formado supera con creces la responsabilidad de algunos. Compromete a muchos más: expertos, periodistas, sanitarios, políticos y ciudadanía opinante. La red de Internet ha sido colaboradora necesaria en la amplificación del problema.

¿Hay detrás intereses ocultos de las multinacionales del sector? No lo sé. No tendría nada extraño. Las multinacionales tienen como principal objetivo recuperar, con intereses crecidos, el dinero invertido en investigación. Sus herramientas de trabajo, en algún caso, no cumplen la ética empresarial. No se puede generalizar ni acusar sin pruebas.

Meter en un blog o en un comentario de Internet a la OMS, la multinacional fulanita, algún político cafre de la etapa Bush y otras cosas puede tener cierta credibilidad aparente, si lo dice una monja guerrillera, pero puede tratarse de una gran manipulación no más decente que la indecencia denunciada.

En mi forma de verlo, es razonable la preocupación inicial por la pandemia A/H1N1. Fue correcto el enfoque de alerta (que no alarma) para evitar un desastre. Las condiciones sociales, sanitarias y económicas del mundo no son las de 1918 y no parece que se pueda repetir lo que ya ocurrió (muchos millones de muertos). Pero no se debe minusvalorar ahora el que muchos de los pocos muertos han sido niños, embarazadas y jóvenes sanos, sin aparentes deficiencias inmunológicas que los hiciera vulnerables.

Cuando se habla de muertos (unos tres mil en la gripe estacional) hay que hacerlo con mucha prudencia y respeto. No se trata de números fríos. Son biografías irrepetibles. Y mucho más dramático por disponer de vacunas eficaces y muy bien toleradas. No utilizarlas es una prueba más de que el ser humano es el único animal absurdo del planeta.

Es posible que algún funcionario de la OMS y alguna multinacional hayan manipulado la epidemia; como es absolutamente segura la burda manipulación contra la vacuna por quienes, según sus personales --que no científicos- criterios, se han opuesto radicalmente. Esperemos que el futuro recuerde este episodio como una mala gestión de una crisis. De otro modo, se trataría de un problema de salud pública no controlado. Ojala que no ocurra nunca.

* El autor es el jefe de la Unidad de Patología Infecciosa del Hospital Infanta Cristina de Badajoz y profesor titular de la Uex